La DGT estudia realizar más pruebas y renovar el carnet cada dos años a los mayores de 70

En España, el carnet de conducir no tiene una fecha de caducidad fija. Sin embargo, a partir de los 45 años de edad, es necesario renovar el carnet de conducir cada 10 años. A partir de los 65 años, la renovación se realiza cada 5 años y a partir de ahora, la DGT estudia que los mayores de 70 pudieran renovarlo cada dos años.

Estas renovaciones periódicas estarían destinadas a garantizar que los conductores mantengan las aptitudes necesarias para conducir de manera segura. Es importante tener en cuenta que estas regulaciones pueden estar sujetas a cambios, por lo que es recomendable consultar con la Dirección General de Tráfico (DGT) o con las autoridades locales para obtener la información más actualizada.

En España hay actualmente cerca de 27 millones de conductores, de los cuales 5,2 millones tienen más de 65 años, según el Censo de conductores de 2021 de la DGT. La esperanza de vida se ha traducido en un incremento de los conductores de mayor edad en las carreteras, lo que ha provocado que el ''30% de los fallecidos en accidentes de tráfico en la Unión Europea son mayores de 65 años", explicaba en enero María José Aparicio, subdirectora de Educación y Formación Vial de la DGT.

Por ello, la Dirección General de Tráfico quiere preservar la salud de todos los conductores y para ello, están estudiando implantar más pruebas y renovaciones cada dos años a los mayores de 70 años de edad. En este proceso, se podrán efectuar pruebas médicas físicas para los conductores más mayores ya que es la manera más efectiva de esclarecer si son aptos o no para la conducción.

Los problemas de salud que pueden reducir la vigencia del carnet

Estos son los problemas de salud que pueden reducir la vigencia de carnet y que harán que las personas que lo sufran, deban renovarlo cada menos tiempo de lo normal:

Disminución de reflejos.

Problemas a la hora de conducir en situaciones meteorológicas adversas.

Dificultades de visión, sobre todo al conducir de noche.

Rigidez en músculos y articulaciones.

Problemas para conducir por zonas desconocidas, congestionadas o en cualquier situación que genere estrés.

Mayor propensión a la fatiga.

Complicaciones para dividir la atención entre varias tareas.

Dificultad para leer rápidamente los carteles y cumplir con las señales.

Problemas de audición.