Híbrido
Lexus lleva el lujo a los SUV urbanos
Su modelo más pequeño llega con la intención de convertirse en el más vendido de la marca y atraer a nuevos clientes. Desde 33.900 euros
Lexus es hoy conocida y apreciada por sus clientes como una marca donde lujo y comodidad se unen a la tecnología y la calidad. La marca “premium” del grupo Toyota se ha consolidado como símbolo de éxito, lo que suele excluir a los conductores más jóvenes. Y el nuevo LBX es el medio con el que quiere ampliar su base de clientes y atraer nuevos perfiles con un modelo de precio más ajustado y adaptado al medio urbano. Estrena la nueva plataforma GA-B para vehículos compactos del grupo, que ha sido optimizada y reforzada para que el nuevo modelo pueda competir en Europa y vender, en 2024, no menos de 25.000 unidades, 3.000 de ellas en España, para convertirse en el Lexus más vendido.
El plan de la marca japonesa para situar a su LBX como un superventas pasa por mantener los niveles de calidad que caracterizan a Lexus con un modelo pensado sobre todo para el mercado europeo y para rebajar la edad de acceso a la marca. Así el LBX llega a un segmento de éxito en nuestras ciudades, el de un SUV urbano de tamaño medio, electrificado, y capaz de moverse con especial agilidad. Debe competir con un precio que parte desde los 33.900 euros, que lo sitúa en un nivel medio frente a sus competidores en la gama alta, con la ventaja de su etiqueta ecológica y la eficacia de su sistema híbrido. La gama ofrecida se compone de cuatro versiones o “estilos”, además de la versión de entrada, denominados Elegant, Relax, Emotion y Cool. El modelo más equipado nos costará 49.600 euros.
El trabajo de los diseñadores ha logrado que el LBX, con sus 4,19 metros de longitud y 1,82 de ancho, conserve la presencia propia de un SUV de Lexus, gracias a su nueva parrilla que se abre en la parte inferior como una prolongación hacia las tomas de aire, y los conjuntos de faros led e intermitentes, unidos por un perfil cromado. Es el mismo material que enmarca la parte inferior de las tomas de aire. La estética angulosa es, sin duda, heredera de modelos superiores de la marca, aunque con cambios en el frontal y otros detalles de la carrocería que otorgan al vehículo sensaciones de fuerza por encima de sus competidores. En los laterales destacan grandes pasos de rueda en color negro y una banda irregular que rediseña la parte baja del coche, también en color negro. En su parte trasera, con detalles cromados, destaca el espacio central que ocupa el nombre de Lexus, con la matrícula situada en el parachoques. Los grupos ópticos abrazan el LBX desde los laterales y se unen con una línea a modo de prolongación para dar una mayor sensación de anchura.
Es en el interior donde más se aprecia que el recién llegado es, pese a su tamaño, un auténtico Lexus. Aplica al puesto del conductor el concepto que los japoneses denominan como Tazuma, que busca facilitar el control del vehículo como lo haría un jinete o un piloto de carreras. Todo está al alcance de la mano, de la vista y, cómo no en estos tiempos, de la voz. Al pronunciar “Hey Lexus” se puede, por ejemplo, bajar la temperatura del aire acondicionado o controlar el teléfono. La integración de los teléfonos se habilita con cable para el sistema Android Auto y de forma inalámbrica para Apple CarPlay.
En el escaso espacio que concede la anchura del coche, se incluye una pantalla digital de hasta 12,3 pulgadas en forma horizontal y una segunda pantalla táctil situada sobre la consola central para el sistema de información y entretenimiento, de 9,8 pulgadas. Según el acabado elegido, el estilo, en el lenguaje de los fabricantes, se dispone de un práctico proyector de datos sobre el parabrisas (“head up display”) donde se facilitan los datos más necesarios para la conducción, como las señales de tráfico con límites de velocidad y régimen de marcha. Una consola central acolchada separa los dos asientos delanteros y dispone de huecos para pequeños objetos, conector USB tipo C y cargador de teléfono por inducción. Un excelente equipo de sonido Mark Levinson con hasta 13 altavoces, según el acabado, completa un interior muy confortable provisto de tejidos y revestimientos textiles y de cuero ecológico para los asientos y puertas, así como en el nuevo volante y la palanca de cambios.
A la hora de sentarse ante el volante, no sin cierta dificultad para los más altos, se agradecen las múltiples posibilidades de acondicionar el asiento. Tampoco las plazas traseras son amplias, dado el tamaño del SUV, pero no ocurre lo mismo con el maletero que, sin necesidad de abatir los asientos traseros, ofrece cerca de 400 litros de capacidad y la facilidad de accionamiento eléctrico del portón.
Ya antes de ponerse en marcha actúan los sistemas de seguridad que, como buen Lexus, inundan el LBX. Tiene prácticamente de todo, desde sensores que evitan que abramos una puerta en marcha tanto cuando se aproxima un vehículo por la parte trasera como en un cruce, alerta de presencia de peatones, limitadores de velocidad y hasta detectores de fatiga y ayudas al estacionamiento con cámaras para visionar todo el entorno del coche. Está igualmente dotado, entre otras muchas medidas, de una alarma que actúa cuando al finalizar el viaje cerramos las puertas y nos hemos dejado olvidados objetos, e incluso un bebé en el interior.
También en marcha tenemos un Lexus entre las manos, con un comportamiento cómodo y brillante en la ciudad, en vías rápidas o carreteras convencionales que ayudará a captar a esos nuevos clientes con los que Lexus quiere crecer y rebajar en diez años la edad media de su clientela. La dirección proporciona un comportamiento suave y tranquilo, que facilita la marcha y suaviza los cambios de trayectoria. El sistema de frenos tiene en cuenta la posición del coche en todo momento, para repartir en cada eje el esfuerzo de frenado.
Se trata de un vehículo con tracción delantera y cambio automático por transmisión continua variable e-CVT, que parece revolucionarse en exceso al apretar el acelerador a fondo, pero responde bien y con suavidad en todos los terrenos. En el buen comportamiento se encuentra la base de un sistema híbrido de propulsión basado en un motor de gasolina, con tres cilindros en línea y 1,5 litros que, combinado con un motor eléctrico, proporciona 136 caballos de potencia con un consumo reducido a 4,4 litros cada 100 kilómetros, medido en ciclo WLTP. Cuenta con una batería de níquel-metal hidruro, NI-MH, situada bajo el asiento trasero, que facilita la recarga en marcha. En la parte alta de su gama, el LBX se puede comprar con una versión con tracción a las cuatro ruedas, que añade un segundo motor eléctrico para mover el eje trasero.
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