Sociedad

La crisis del coronavirus pone en peligro el futuro de los menores tutelados que cumplen 18 años

Con el estado de alarma no ha sido posible otorgar de recursos a estos jóvenes, llevando a los centros a estar al máximo de su ocupación

Archivo
Archivolarazon

Todos tienen sueños, planes y el objetivo de empezar a labrarse su propio futuro, pero la crisis mundial que ha provocado el coronavirus ha obligado a frenar la salida de varios jóvenes tutelados por la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia que, al cumplir la mayoría de edad, debían dejar el centro de acogida e iniciar el proceso de inserción socio-laboral. Es el caso de O. M., un joven originario de Marruecos que la próxima semana cumplirá los 18 años, está interno en el centro de Zarandona, y lo único que quiere es estudiar.

“Tengo muchos planes de futuro, como seguir estudiando porque me gusta mucho”. Un objetivo bajo el que se esconde el de poder tener los recursos suficientes como para poder volver a ver a sus padres. “Les echo mucho de menos”.

La Consejería de Mujer, Igualdad, LGTBI, Familias y Política Social tiene en marcha varios programas que prestan servicios a estos jóvenes tras dejar los centros de acogida y que les permite ofrecerles atención psicológica, alojamiento, manutención, asesoramiento, y atención individualizada de integración social y laboral.

En colaboración con Cáritas Diócesis de Cartagena, está en marcha el Proyecto “Acogida Integral de Jóvenes Extutelados”, para aquellos jóvenes de hasta 30 años que, como O. M., no cuentan con recursos propios ni familiares, y están solos en la Comunidad. También está en marcha el proyecto “Vincula-T” de Cruz Roja, destinado a jóvenes de entre 18 y 23 años en el que se realiza una “acción tutorial” donde se diseña un itinerario de inserción pactado con los jóvenes extutelados.

“Los jóvenes que durante el estado de alarma han cumplido la mayoría de edad, no han podido acceder a los recursos para extutelados existentes al encontrarse al máximo de su ocupación. Con el fin de evitar abocar a una situación de grave marginalidad y vulnerabilidad tanto social como sanitaria a los jóvenes que alcanzaban la mayoría de edad, la Dirección General de Familias y Protección de Menores, decidió prorrogar la estancia de dichos jóvenes en los centros donde se encontraban acogidos antes de su mayoría de edad”.

De esta forma, desde la Consejería se ha detallado que la situación es compleja en los centros como el de Zarandona, en el que se encuentra O. M., ya que actualmente acogen a estos jóvenes que ocupan las plazas dirigidas a los menores de edad.

Por ello, la Dirección General de Familias y Protección de Menores ha mostrado su preocupación ante esta situación que, incluso una vez que pase el estado de alarma, “se va a producir una completa ocupación en estos recursos y un cuello de botella donde se acumulen jóvenes que están actualmente acogidos en ellos que iban a emanciparse y no puedan por la situación económica, aquellos otros a los que se les ha prorrogado la estancia y estaban esperando plaza, y por su puesto con otros de los que se prevé la incorporación a estos recursos pues continúan cumpliéndose mayorías de edad”.

De hecho, detallan que solo desde el 14 de marzo, día en el que se decretó el estado de alarma, únicamente se ha tenido que atender a dos jóvenes prorrogando su estancia, pero que en los meses siguientes, un total de 78 menores cumplirán la mayoría de edad, 61 de los cuales son migrantes, siete chicas y 71 chicos.

Coordinación con el Tercer Sector

En colaboración con entidades del Tercer Sector, que hasta ahora han prestado atención a dichos menores, se va a poner en marcha una serie de medidas con el fin de detectar las necesidades que sufre cada centro, así como valorar alternativas posibles y cuantificar los recursos de los que se disponen.

Al igual que O. M., muchos de los jóvenes tutelados por la Comunidad han llevado una vida difícil y complicada, en la que el futuro siempre ha sido incierto. “Desde que llegué a Algeciras desde Marruecos, estuve diez días en un centro de acogida antes de llegar a Murcia. Luego un mes en otro centro, dos meses más en Lo Pagán, y luego estuve otros dos meses y medio en otro centro hasta llegar a Zarandona, donde ya he conocido a mucha gente y me encuentro muy bien”.

Como él, muchos jóvenes solo sueñan con tener una oportunidad de integrarse, de poder tener los recursos suficientes como para formar parte de la sociedad murciana y empezar de cero.