Opinión
Armario
Esta mujer, no es que tenga fondo de armario, es que tiene un armario sin fondo. Hace unos años, agarró una horrible gripe y no pudo comprar nada en las rebajas de invierno. Luego leyó en los periódicos que las ventas habían bajado esa temporada un 2% con respecto al año anterior. (¡Ajá!...). El periodista echaba la culpa a la crisis, pero ella sabía a quién era debido ese descenso trágico en el comercio posnavideño...
Lo cierto es que le da pereza ponerse algunas cosas que ha comprado (por una fortuna) y que permanecen lánguidamente ocultas, sin estrenar, en sus roperos de princesa babilónica que vive –así son las circunstancias históricas– en un loft de polígono industrial. Cuando está en casa, cosa que sucede a menudo porque trabaja desde su hogar, no necesita vestirse mucho. Además, no le gusta desgastar sus ropajes, de manera que se pone un chándal viejo, que conserva desde el instituto. O sea, que la prenda le dura desde la última glaciación. Está confeccionado con algún tipo de materia ultra resistente, probablemente de origen no terrestre, porque lo ha lavado miles de veces y continúa como el primer día, con un toque de brillo histérico en la zona de las coderas.
Alguna vez ha pensado que, realmente, en los últimos veinte años podría haberse arreglado perfectamente con ese chándal y la trenka verde caqui que se compró cuando estaba en COU, y que ni siquiera ha pasado de moda. Tampoco hace mucha vida social, pues está tiesa (se lo gasta todo en ropa, con lo que después no le queda dinero para viajar ni salir). Sospecha vagamente que tiene tendencia, por si fuera poco, a comprar la misma prenda una y otra vez. Por ejemplo, el clásico «vestidito negro chic». Tiene varias centenas, que podrían pasar por el guardarropa de una viuda siciliana adinerada, y ni siquiera su mejor amigo gay consigue distinguirlos: asegura que son todos el mismo espanto.
Cuando oye decir por ahí que tal o cual famoso debería salir del armario, piensa con remordimiento que quien debería salir del armario es ella misma. Pero no puede. Su armario es tan enorme que hace tiempo que se perdió dentro y no logra encontrar la salida. Eso no es un armario: es Stranger Things.
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