Opinión
Ni Soto ni Estremera
Roures, el encargado de organizar los actos de Ciudadanos y de llevar la explotación de la cadena de televisión del Real Madrid, se ha querellado conmigo. Escribí de esta última encomienda. Que el Real Madrid le encargue a Roures, un catalán investigado por su participación en el golpe de Estado separatista, el desarrollo del continente y el contenido de la cadena de televisión madridista, me causa estupor. Peculiares las confianzas de Florentino. Y que Albert Rivera, que es como la «papilyo machaon», una vistosa mariposa de multicolores alas, le ofrezca a Roures la organización de los actos de Ciudadanos, causa desasosiego. Quizá Rivera está inmerso en el complejo de inferioridad que tanto daño ha hecho a España. Como Florentino. Como Tebas, gran amigo de Roures. Ninguno de ellos ha consultado con la UCO de la Guardia Civil, que le atribuye a Roures un papel fundamental en la organización y financiación del golpe de Estado separatista.
Creo recordar que escribí que Roures me parecía deleznable y detestable. Bueno, es una opinión particular. Si me empapelan por detestar todo lo que es Roures y lo que significa, ruego encarecidamente a los jueces de Podemos –que hay muchos-, que no me alojen en Estremera ni en Soto del Real. Hace pocos años, el Tribunal Supremo absolvió a un individuo con cargo público al que habían condenado en instancias previas por llamar al Rey «ladrón e hijo de puta». Creo que se trataba del anterior alcalde de Puerto Real, un tal Barroso. Es decir, que en España se le puede llamar al Rey, al Jefe del Estado, «ladrón e hijo de puta», que son expresiones amparadas por la libertad de opinión y expresión, y no se le puede decir a Roures que es detestable. Roures, con anterioridad a su amistad con Florentino Pérez, Tebas, el payasete y Rivera, fue condenado por sus flirteos filoetarras, y es hoy propietario de muchas cosas y medios, socio de otras cosas y más medios, y con la capacidad económica suficiente para aplastar a un humilde escritor que no tiene intención de faltarle el respeto a su verdad. Y para mi verdad, Roures es un trotskysta que sólo cree en el dinero. El propietario de «Público», donde se ha insultado al Rey, se ha calumniado a la Guardia Civil y la Policía Nacional, y se ha ensalzado a los golpistas encarcelados preventivamente, es el que lleva la televisión del Real Madrid y el que organiza los actos de Ciudadanos. Átenme a esa mosca por el rabo.
Vamos a ver. Es inevitable mi procesamiento, posterior juicio y condena penal. De haber escrito que el Rey es un ladrón y un hijo de puta, hoy participaría en varias tertulias de televisión. Pero calificar de deleznable y detestable a quien la Guardia Civil pisa los talones por su posible implicación en el Golpe de Estado, no es admisible. Pero no me instalen ni en Estremera ni en Soto del Real. No me importaría el nuevo Penal del Puerto de Santa María, que se ubica entre la villa portuense del Guadalete y Fuentebravía, y Sanlúcar de Barrameda. Y Santoña tampoco me desagrada. Alcalá-Meco no está mal, pero al ubicarse en las cercanías de dos grandes aeropuertos, Barajas y Torrejón, hay días de mucho ajetreo ruidoso entre los despegues y los aterrizajes.
Lo que está claro es que ante un tipo tan poderoso, no tengo nada que hacer. Dinero no me puede sacar porque me han dejado tieso Soraya y Cris. La condena tendré que cumplirla en la trena. Y en el extramuros, la vida seguirá. Roures al mando de la televisión del Real Madrid y Roures al mando de los mitines de Albert Rivera. Con Podemos y los separatistas de compañeros de aventura.
Penal del Puerto, definitivamente.
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