Opinión

De datos personales

Hace unos días me referí a la intimidad y al riesgo que corren especialmente nuestros jóvenes cuando se exponen en las redes sociales, y me gustaría insistir en este tema, con motivo de la inminente entrada en vigor del Reglamento Europeo relativo a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de estos datos.

Una actividad que está reportando pingües beneficios, y que será una actividad primordial en el futuro, se refiere al tratamiento, explotación y trasmisión de datos personales; para reforzar su control se ha desarrollado este Reglamento que exige una transposición nacional que ya se esta gestando en nuestro país.

Esta norma establece como uno de sus principios que el tratamiento de datos personales debe estar concebido para servir a la humanidad, así como que el derecho a la protección de los datos personales no es un derecho absoluto, sino que debe considerarse en relación con su función en la sociedad y mantener el equilibrio con otros derechos fundamentales, con arreglo al principio de proporcionalidad.

Pero mas allá de la regulación legal que se establezca, resulta necesario trabajar en el asentamiento de una cultura de respeto a la intimidad en general y a los datos personales en concreto, no podemos olvidar que la primera base de datos que se creó en el mundo fue el cerebro humano, y la primera forma de difusión la expresión humana.

Esta cultura de respeto de los datos íntimos debe comenzar por uno mismo, y terminar por el uso que hagan lo demás. Decía Milan Kundera que la persona que pierde su intimidad lo pierde todo, y no puedo estar más de acuerdo, quien confía a alguien lo íntimo, se pone en sus manos. Pero el sistema no puede basarse solo en la autorresponsabilidad de uno y otros, se debe ejercer un férreo control sobre el uso de datos personales, que con la actual técnica del blockchain, permite una explotación y trasmisión de los mismos casi sin límite de capacidad, de tal suerte que crear una base mundial con toda suerte de datos esta hoy al alcance. No solamente bastan desarrollos legislativos y posteriores controles, es también necesario educar a nuestras próximas generaciones en el respeto a la intimidad y a los datos personales.