Opinión

Pobre personaje

Decía Abrahán Lincoln que todos los hombres nacen iguales, pero es la última vez que lo son, y no le falta razón. El principio de igualdad no determina que a todos nos traten de igual manera, sino que a los desiguales les traten de forma desigual, eso sí, con justicia. El problema radica en que hay factores que determinan desigualdad obvia, y nos exige remover los obstáculos que impiden la igualdad real, por empleo del género o la condición sexual. Mas hay factores que no son tan reconocibles y suponen una clara desigualdad, aunque algunos lo vean como un privilegio; esto ocurre por ejemplo cuando alguien es muy popular o reconocido para el gran público, y se ve inmerso en una causa judicial.

Lo que algunos ven como un privilegio termina siendo una trampa mortal, y se convierte en un factor de desigualad que hace que las repuestas judiciales sean más onerosas para el que las sufre. Por ejemplo, el tiempo que trascurre para obtener un repuesta judicial es un factor a veces asimétrico para las partes, pero en el caso de un personaje popular se convierte en un factor de penuria y castigo.

Cuando al final obtiene la respuesta judicial, por lo general, se valora por la sociedad como una respuesta poco rigurosa, puesto que no conocen los cientos de casos que en una situación similar han obtenido una consecuencia más benigna.

Pero ahí no termina la cosa, cuando algún personaje de este tipo se encuentra ante su condena, no puede esperar un trato normal, la masa bien conformada por los medios de comunicación va a estar pendiente de cómo se ejecuta la pena, cuándo va a obtener permisos de salida, cuándo va a obtener el tercer grado, etc.; parece que existe una suerte de prevención que advierte de un trato de favor.

Pobre personaje, yo no quiero verme comprometido en su papel, aunque sé de lo que hablo, ha cometido un delito y merece una sanción, nada más, no se merece el escarnio público, no se merece la pena de telediario a la que está sometido, solo se merece ser tratado como uno más, y nada más.

Ya está bien de tanta demagogia populista, no somos iguales y estoy orgulloso de no ser igual que ciertas personas.