Opinión
Juzgar a la Justicia
De las sentencias judiciales se puede precisar los mismo que sostenía Pericles de la política en Atenas: «Si bien sólo unos pocos pueden darle origen, todos nosotros tenemos derecho de juzgarla». De esto no cabe duda alguna. Para que los tribunales sean independientes e imparciales, y también rindan cuentas a la sociedad civil, no pueden aislarse de las críticas de otros órganos del Estado o de los medios de comunicación. Ahora bien, las ideas se discuten, las personas se respetan y, aunque para algunos resulte difícil, es posible analizar y criticar duramente una resolución sin agraviar a la persona del juez. En España hay una gran tendencia a alabar al juez que da la razón al opinante y a menospreciar al que no se la da, algo que se ve extremadamente potenciado cuando se introducen pretendidos criterios ideológicos, casi siempre provenientes del elemento crítico. Algo muy alegado de la justicia es la demagogia y máxime cuando la ejercen los que nunca debieran hacerlo. La labor del Poder Judicial en democracia es compleja y difícil.
La interpretación de la ley vigente para imponer un castigo a quien la incumple, dependiendo de la posición social al respecto, puede ser un mecanismo contramayoritario por definición, pero lo que no se puede permitir es que los jueces deban estar sujetos al criterio de la población. Cuando se producen resoluciones judiciales, como la referente a la puesta en libertad provisional de unos condenados por un delito contra la libertad sexual, y ello parece que va en contra de un sentir popular, se abre un debate en dos direcciones. Por un lado, para cuestionar la decisión en sí misma y a sus autores. Por otro, para cuestionar la norma que le sirve de soporte. Mas en este caso se abre un tercero basado en un presunto déficit: la necesidad de formar a los jueces en una cultura de género. En fin pareciera que todo falla en nuestro sistema. Nada mas lejos de la realidad. En España tenemos leyes perfectibles pero muy similares a las de los países de nuestro entorno y contamos con jueces bien formados que comprenden perfectamente el conflicto que deben resolver. Lo que sobran son análisis demagógicos y sobre todo oportunistas marcados por las coyunturas políticas del momento.
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