Opinión

Pobre Bartoméu

Los independentistas catalanes son también muy antipáticos con los suyos. Pocos días antes de iniciarse el Mundial de Fútbol de Rusia, el presidente del Fútbol Club Barcelona reconoció públicamente su deseo y sus preferencias. «Me encantaría por Messi, la victoria de Argentina». Por Messi, al que en Argentina llaman ya el «paseante» o el «andariego» por su coraje en el terreno de juego. En España, que es la nación del pobre Bartoméu, juegan Iniesta, Piqué, Busquets, y Jordi Alba, y lo están haciendo mucho mejor que Messi. En Croacia, que le endosó tres goles al equipo del paseante, es titular indiscutible Rakitic, el formidable centrocampista del «Barça» que sueña con volver a Sevilla. En Brasil, con más influencia en sus triunfos que Messi en sus fracasos argentinos, Coutinho y Paulinho, jugadores del Barcelona. En Alemania, incomprensiblemente condenado al banquillo de los reservas, está dispuesto Ter Stegen, en mi opinión el mejor portero del mundo de la mano del atlético Oblak. El Barcelona tiene a muchos y grandes futbolistas jugando este Mundial en diferentes selecciones, cuatro de ellos en la de España, su nación y la de Bartoméu, pero el pobre hombre desea que Argentina consiga el campeonato por su Messi, su Messecito, Messesito, que al paso que va lo van a correr en el aeropuerto de Eceiza por inútil, por vago , por indolente y por su nulo compromiso deportivo con la albiceleste de su país.

Argentina, según se denuncia en la prensa deportiva de Buenos Aires, tiene un entrenador títere designado por Messi, y unos compañeros de equipo elegidos por Messi. Todo sería admisible, si Argentina estuviera jugando como casi siempre y Messi brillando como lo hace en el Barcelona. Pero no. Argentina practica un fútbol excremental y Messi se limita a pasear sobre el césped ruso y a fallar penaltis. Me temo que Bartoméu, excluyendo a España, tendrá que buscar otra preferencia, porque la de Argentina está a punto de convertirse en la decepción del escándalo.

En el Real Madrid, por el contrario, están contentos. Se desea el triunfo de España, porque en Madrid esas tonterías paletas que abruman a una parte de Cataluña y a la casi totalidad del «Barça» no existen. Tiene en la Selección a Hierro de seleccionador, y a Carvajal, Asensio, Lucas Vázquez, y Sergio Ramos. En Alemania, a Tony Kroos, magistral. En Costa Rica a Keylor. En Brasil, a Casemiro y Marcelo. En Francia, a Varane, y en Croacia, al mejor centrocampista del mundo – junto a Kroos-, Luka Modric. Para colmo, en Portugal está Cristiano Ronaldo, con sus cuatro goles a cero sobre el paseante melancólico. Los madridistas –y creo poder afirmarlo en nombre de todos-, queremos que gane España, que jueguen bien los seleccionados del Barcelona, y nos sentimos orgullosos del gran rendimiento de nuestros jugadores en sus respectivas selecciones nacionales. Y también, hay que ser sinceros, lo de Messi nos está dando mucha risa.

Gracias a Islandia, electricistas y fontaneros en su mayoría, los argentinos tienen todavía una última oportunidad de salvar su absoluto y vergonzoso ridículo. Pero aun así, no llegarían muy lejos. Los grandes futbolistas retirados argentinos se manifiestan avergonzados, indignados y heridos por el fútbol de los suyos, y cargan especialmente contra Messi, el melancólico viandante, aspirante al Balón de Hojalata del año próximo.

Lamento lo mal que lo está pasando el pobre Bartoméu, víctima de su poco tacto con los muchos jugadores barcelonistas que están compitiendo con honor en sus selecciones. Ha elegido al peor. Messi no está. Anda, mira al terreno de juego, retoma el paseo, y redobla su mirada. O la culpa es del Barcelona de Bartoméu por no dosificar sus fuerzas durante la temporada, o la culpa es de Messi que no siente como habría de sentir, la necesidad de dejarse la piel en el campo defendiendo una de las camisetas más gloriosas del mundo. Mi profundo y divertido pésame.