
Opinión
Los payasos en el circo del PP
El verso de Jaime Gil de Biedma (1929-1990) «en un viejo país ineficiente» pone letra al fiasco de la selección española en Rusia, mientras el PP, a dos días de sus primarias, vive su propio «ataque de nervios», que Almodóvar, entusiasmado, convertiría en escarnio del centro-derecha. La incertidumbre domina la sucesión de Rajoy. Cospedal, Sáenz de Santamaría y Casado, sobre todo las dos primeras, lideran las apuestas. García- Margallo y Juan Ramón García Hernández no pasan de teloneros y Elio Cabanes no llega ni a testimonial. Las encuestas, si es que existen, son menos fiables que nunca y entre los favoritos hay algo más que guerra subterránea, y las heridas abiertas tardarán en cicatrizar tras el día después.
Los más veteranos en el PP –y los hay en las filas de los principales aspirantes– escrutan los más mínimos detalles. Algunos son importantes. El alcance de la influencia de Javier Arenas y Juanma Moreno en Andalucía, a favor en teoría de la ex vicepresidenta.
El apoyo explícito –que ha pasado inadvertido porque casi nadie lo conoce– de Miguel Tellado, secretario general del PP gallego, a Dolores de Cospedal. Nunca lo hubiera hecho sin la aquiescencia de Alberto Núñez Feijóo. Algún día quizá se sepa si el presidente gallego fue «animado» a olvidarse de la sucesión de Rajoy, porque para muchos era «el elegido». Hace más de un año, históricos del PP, en unos almuerzos periódicos en el restaurante Luarqués, cerca del Congreso, abonaron el futuro de Feijóo al frente del partido. Entre ellos, José Manuel Romay Beccaría, Jesús Posada o Juan Carlos Aparicio eran fijos. Otros variaban. Nadie lo aireaba, pero tampoco era un secreto. Rajoy, desde luego, sabía qué se cocía y muchos creían que asentía. Los adversarios del presidente gallego también estaban al tanto y eso les daba cierta ventaja. La moción de censura y la retirada de Rajoy desbarataron los planes. También las advertencias a Feijóo, que no hubiera tenido rival en las primarias. Ahora Cospedal y Sáenz de Santamaría prefieren enfrentarse entre sí en el Congreso a tener que hacerlo con Pablo Casado, que parte con el hándicap de los escasos militantes registrados para votar, ¡en jueves! García- Margallo, que no tiene posibilidades, pero que enreda, recuerda que Pío Cabanillas explicaba que «no puedes permitir que empiece una función de circo sin saber qué es lo que van a hacer los payasos». Y, «en un viejo país ineficiente», Margallo y varios más creen que en el PP no lo tienen claro.
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