Opinión
Sánchez, entre Heisenberg y Botín
Juan Manuel Serrat, siempre meditarráneo y evocador, abanderaba el optimismo cuando cantaba «hoy puede ser un gran día, plantéatelo así». Pedro Sánchez también espera que hoy, 17 de julio, sea un buen día. Acude al Congreso de los Diputados para presentar su Programa de Gobierno, para los próximos meses, ¿o quizá casi dos años?, porque en la última reunión que con los agentes sociales -los empresarios, Juan Rosell y Antonio Garamendi., y los sindicalistas Unai Sordo y Josep María Álvarez- sugirió que contempla terminar la legislatura.
Pedro Sánchez ha intentado hacer los deberes antes de presentarse en el Congreso, en una sesión que puede ser larga y, eso sí, con un primer partido de la oposición, el PP, descabezado, lo que volverá a darle todo el protagonismo a Rafael Hernando. Sánchez. El presidente y su equipo han preparado durante semanas ese Programa, que incluirá novedades y alguna sorpresa en el terreno económico en la llamada agenda social, que tanto gusta a los socialistas y a su clientela, y cuyo primer hecho tangible sería el anuncio, tras el Consejo de Ministros del próximo viernes del nuevo techo de gasto para 2019, que aprovechará la relajación con el déficit que logró la ministra Calviño de las autoridades europeas.
El presidente del Gobierno además de preparar la presentación de su Programa de Gobierno dedica tiempo a engrasar relaciones. No quiere broncas con nadie y menos con los «grandes del Ibex-35» que, con discreción, ya han empezado a pasar por la Moncloa, como la presidenta del Santander, Ana Botín y algún energético. Botín, claro, no es partidaria del impuesto a la banca, pero ni ella, ni Álvarez Pallete -con quien coincidió en los Juegos del Mediterráneo-, ni otros del Ibex tienen problemas ni temen al Gobierno de Sánchez, aunque no les guste que suba el impuesto de sociedades. ni los sustos sobre el diésel. «El banquero tiende a ser gubernamental, es inevitable», decía Aguirre Gonzalo, líder de la banca al inicio de la Transición, aserto también aplicable a empresarios siempre pendientes de estar a bien con el Gobierno.
Pedro Sánchez, sin embargo, no contaba con el traspiés de que el Congreso tumbara, por un solo voto, la elección del Consejo de RTVE. Hubo un error en las votaciones, pero evidencia la debilidad parlamentaria del Gobierno y confirma que la política, como dice Arriola se rige por el Principio de Incertidumbre que ya enunció Heisenberg y que tiene traslación a las disciplinas sociales. Sánchez planea gobernar hasta el final de la legislativa, pero cuando todo depende de un solo voto, el error y la incertidumbre son decisivos. A pesar de todo, Sánchez espera que hoy sea un buen día.
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