Opinión
Hasta luego
Victoria contundente de Pablo Casado. Derrota sin paliativos de la poderosa. El discurso de Casado, de partido y de Estado. El de Soraya, sin fundamento. No creía en ella. Nadie. Quizá Maíllo que es lo más aproximado a nadie. Muy de plástico el aplauso a Rajoy y Soraya. Vamos a ver. Se ha iniciado un nuevo período, una recuperación. Ir hacia atrás en el PP, mirar al pasado, es hacerlo hacia el futuro. Al menos se ha recompuesto la escala de valores del centro-derecha español. Soraya, Arriola, Arenas, Méndez de Vigo, La Báñez... para el arrastre. Queda algún sorayista por ahí suelto que puede merecer la pena capturarlo con un cazamariposas. Esteban González Pons, más involucrado en Europa que en la España que han destrozado Rajoy y su pequeña.
Hizo bien Casado ofreciendo protagonismo a Rajoy y Soraya. Que no insista. Rajoy restará en su Registro Oficial de Santa Pola, pero Soraya puede aceptar y con ella volverán los líos. Celia Villalobos desaparece. Javier Arenas guarda su último cartucho. Dice que tiene la llave del poder en Andalucía en la figura de un joven y prometedor político. Juanma Moreno. También tiene que olvidarse Casado de Aznar. Aznar, bye bye. Los suyos se distribuyen la experiencia y la juventud. Pienso en Isabel Ayuso y en Beatriz Fanjul, nuestra nueva heroína en el País Vasco, y lo veo todo recuperable. Muy mal perder el de Girauta, que había apostado claramente por Soraya. La victoria de Soraya se habría analizado en Ciudadanos y Podemos como su mejor triunfo. Con Casado, se cierran puertas, votos y urnas a los naranjas, que mantienen la ilusión de muchos gracias a una sola persona. Ines Arrimadas. El resto, aún está por aprobar la primera asignatura.
El PP que no quería ser el PP ha muerto. Se han enterrado. Los compromisarios han salvado a última hora los muebles y la dignidad. Expresión de alivio en los que aún creen en el PP. Asistí a la votación y proclamación de Casado en un bar de Comillas. Cuando se anunció que de las 25 mesas, la candidatura de Casado había ganado en las 25, ovación cerrada de un público escéptico. –Por lo menos gana en las urnas, no como nuestro Revilluca-, comentó un paisano.
El PP que no se atrevió a desalojar de la Ley la nefasta de la Memoria Histórica, ya no existe. El PP que con mayoría absoluta y por segunda oportunidad no se atrevió a modificar la Ley Electoral, ya no existe. El PP que aplicó el cientocincuenta y cinquito en Cataluña, y tarde y mal, ya no existe. El PP que no defiende el derecho a la vida, ya no está. El PP que se pone de perfil cuando la Corona y el Rey son insultados, se ha marchado. El PP de los complejos, de los dosieres de Soraya, de los abusos a mano armada de Montoro, de las bobadas de Méndez de Vigo, y de las facturas de Arriola, se ha ido a freír gárgaras. El PP que no ha sabido defender la firmeza y la independencia del Poder Judicial. El PP que ordenó la inacción en el Golpe de Estado de Cataluña... El PP de los complejos se ha fugado de nuestro presente.
Pablo Casado lo puede hacer bien, regular o peor. Pero es una apuesta valiente, y en mi opinión, sobradamente fiable. Se ha extinguido el PP de los mejunjes, y es de esperar, que el PP de la corrupción desmedida y callada. Confío en una buena parte de los hombres y las mujeres de Casado. Y disfruto figurándome escenas de abandono. Creo que Casado sacará todos los trapos sucios y opacos de unas administraciones pésimas. Y al fin, la gran noticia. Sabremos los occidentales lo muchísimo que ha cobrado de Aznar y Rajoy Pedro Arriola a cambio de llevar al PP al borde del abismo.
Soraya, a la playa.
Sorayina, a la piscina.
Y a nadar, a nadar, a nadar como el pez de la canción de Dodó Escolá, al que rindo homenaje de memoria.
Hay esperanza.
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