Opinión
Sánchez y Montero, polifonía imposible
Pedro Sánchez comprobó ayer que es presidente porque quienes votaron su investidura sólo estaban de acuerdo en desalojar a Mariano Rajoy de la Moncloa. El Congreso tumbó los objetivos de estabilidad defendidos por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que suspira por una polifonía política. El nuevo PP de Pablo Casado y Ciudadanos votaron en contra.Era lo previsto. El proyecto del Gobierno fue fracasó porque lo quisieron Podemos y los independentistas, los de Junqueras y los de Puigdemont. Pueden cambiar de opinión a la vuelta del verano, ya se verá, pero ayer demostraron a Sánchez que tienen la sartén por el mango y lo hicieron con teloneros, sin que actuaran sus primeros espadas, desde Iglesias a Tardá o Campuzano. Además el bofetón al Gobierno tiene algo de estéril, porque el PP hubiera tumbado el proyecto en Senado con su mayoría absoluta.
Sánchez ha constatado, ahora sí, su precariedad parlamentaria, y que la duración de la legislatura no depende de él. Insiste en que quiere agotarla, pero deberá pagar altos peajes para seguir en la Moncloa y, por eso, trabaja para elegir el mejor momento para convocar elecciones anticipadas. Los estrategas del presidente también creen que el rechazo de los objetivos de estabilidad puede ser una oportunidad si convencen a los votantes –las ministras Montero y Celaá ya han dado los primeros pasos– que PP, C's y, sobre todo, Podemos impiden mejorar el bienestar general -sanidad y educación- y que las Autonomías puedan gastar más. Por último, ven un resquicio para cambiar la ley que permite al Senado vetar estas cuentas. El problema es que la ministra Montero reclama una polifonía imposible, porque hay que armonizar demasiadas voces, entre ellas la de Puigdemont, siempre imprevisible.
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