Opinión

Cuchillos de hotel

Echenique, el motorizado de gorra, es un monumental caradura. Con similar impudor al de su comportamiento con su trabajador por el que no abonaba su cuota de la Seguridad Social, quiere ahora dar un golpe de Estado en las instituciones parlamentarias. «Modifiquemos la Ley para quitarle el poder absoluto al PP en el Senado». ¿Por qué no intentan arrebatarle ese poder absoluto con las urnas? Por dos razones. Echenique es un estalinista y considera que alcanzar el poder mediante los votos es un atraso. Y por la seguridad de que jamás, por los votos, alcanzarían la mayoría absoluta del Senado. Entonces tiene la ocurrencia de cambiar la Ley, como si ello fuera factible, fácil y de culminación inmediata.

Menos mal que Echenique es un argentino culto y preparado, gran conocedor de la Historia de la vieja nación europea que le ha acogido, protegido, perdonado y motorizado. Echenique puso los puntos sobre las íes cuando manifestó que Aragón –donde habita– no tiene rango de territorio histórico. Es decir, que el Reino que sumado al de Castilla y León y al de Navarra, conformaron España, el primer Estado de Europa, no merece la consideración de histórico, y sí en cambio Cataluña, que es un Principado del Reino de Aragón. El gran problema de estos farsantes es que su infinita necedad e incultura se acomodan con enorme facilidad en la necedad e incultura de miles de vagos, que son los que al final, con mucho esfuerzo, y si es posible por correo para no abandonar la cama hasta el mediodía, los que les votan. Un día cualquiera, no se sabe el motivo, dejan de sorprender, y son paseados hacia al olvido. O la innecesariedad, o la inutilidad absoluta. Echenique, como Mayoral, como el del piso, como los del chalé, como el nada higiénico defraudador de 400.000 a Hacienda, como todos los que se sirven de la mentira y la demagogia para asegurarse el futuro a costa de los presupuestos, terminan por ser los cuchillos de hotel de los aforismos encadenados del gran Enrique Jardiel Poncela, que inesperada pero justamente, vuelve a estar de moda. «-¿Qué es una rueda? La que se pincha; ¿Qué es la leche? La que se corta. ¿Qué es un cuchillo de hotel? El que ni pincha ni corta». Pronto se harán cuchillos de hoteles, con la misma crudeza que otros poderosos. Ahí tienen a Soraya, a Javier Arenas, a Lasalle, a María Pico, a todo el séquito de la Suprema Vicepresidenta que han pasado en veinticuatro horas de ser todo a no ser nada en la política. Cuchillos de hotel jardelianos. Que ni pinchan ni cortan.

Cuidado con Rivera. Inés Arrimadas le ha comido todo el protagonismo. Se ha enfrentado desde Ciudadanos al separatismo catalán con mucha más eficacia, arrogancia, firmeza e inteligencia que su jefe nacional. Lo que exigen los españoles a Ciudadanos es que cubran el enorme foso que dejó en Cataluña el PP por deseo y obra de Soraya. Que alguien bien intencionado le decía : -Vicepresidenta, cada vez que habla Alicia Sánchez Camacho perdemos 10.000 votos-; -Es de lo que se trata-, comentaba la chica del tremendo poder que hoy es un cuchillo que ni pincha ni corta. Y Casado, debe abandonar de golpe los complejos. Un partido no puede ser unidireccional ideológicamente. Y en el PP, del mismo modo que caben los liberales, los demócratas cristianos, los conservadores, los canovistas, suaristas y fraguistas, caben también los justamente decepcionados, los del valiente Abascal, los del héroe José Antonio Ortega Lara y los de la heroína María San Gil, hoy entregada a la admirable Fundación Villacisneros, integrada por tantos españoles que han sufrido el terrorismo en la vecindad y hoy sólo buscan la luz del futuro.

Casado está obligado, y creo que le sobra talento para hacerlo, a reunir de nuevo todas las corrientes que caben en el lado de la defensa de La Corona, la Monarquía Parlamentaria, la figura del Rey, la Constitución, la Bandera, el humanismo cristiano, el Estado de Derecho, la Libertad , el respeto a las Fuerzas Armadas y Seguridad del Estado, y la búsqueda de la igualdad social. Es decir, los que aman a España y no van a permitir que sea amenazada y torturada ni un minuto más.

Esa gentuza que viene inesperadamente, se va. No tienen capacidad para hacer lo que saben, que es eliminar al adversario usando de cualquier método. Son Vagos, mentiroso, incultos y zafios. La violencia, escondida, pero latente. Cuchillos de hotel de Jardiel Poncela. Los que ni pinchan ni cortan.