Opinión

Romance empresarial

Se hallaba dando Begoña/ lecciones de aerodinámica/ porque ella es mujer de muchas/ sabidurías y mañas./ Desde que cerró el contrato/ con Güemes, con lo de África/ no hay instituto en Europa,/ no hay academia en España/ que no se beba los vientos/ por personarla en sus aulas./ En María de Molina/ se arremolinan las masas/ los estudiantes se agolpan/ los transeúntes se paran/ el tráfico se detiene/ los semáforos se apagan/ y de entre la muchedumbre/ el más listo de la masa/ grita con orgullo patrio/ y sentimiento de raza:/ «¡ Ahí está dando Begoña/ lecciones de aerodinámica!»/ Y la calle rompe en vítores/ y los bocinazos cantan/ y los estudiantes gritan/ y los profesores claman/ y es tanta la escandalera/ que llega hasta el Guadarrama/ el rumor de la alegría/ el ruido de la algazara./ En su piscina preciosa/ de añil agua depurada/ asustado, un petirrojo/ o gorrión, o lavanda/ interrumpen la modorra/ de la siesta bien roncada/ de Pablo Galapagar/ vizconde la Navata/ que se suma al griterío/ que por la sierra se ensancha/ hasta alcanzar sin problemas/ Segovia, y su gran Alcázar,/ El Escorial y la lonja/ hasta Ávila y sus murallas./ ¿Qué milagro ha sucedido? ¿Milagro?... Nada de nada/, que doña Begoña Gómez/ la salvadora de África/ entre veinte policías/ y cuarenta guardaespaldas/ se ha acomodado en el Audi/ que como bala, se lanza/ para llegar hasta el Prado/ donde impacientes le aguardan/ para oír su conferencia/ sobre pintura italiana/ alumnos de Lombardía/ y alumnas de la Toscana./ La ministra de Cultura/ Carmen Calvo, la de Cabra,/ ha contratado a Begoña/ «Máster de Arte» en Salamanca/ para explicar de Fra Angélico/ los secretos de su magia./ Por discreción, no se informa/ lo que cobra y quien le paga.

Del Prado, marcha Begoña/ Gómez de Sánchez a casa/ a descansar un ratito/ a echar una cabezada/ para enfrentarse a la agenda/ vespertina que le aguarda./ Su Pedro de sus amores/ su Perico de su alma/ ha viajado a Barcelona/ para ofrecerle, sin tacha/ su pleitesía a Chistorra/ y prometer sin tardanza/ como ya hizo con Urkullu/ la salida de la Guardia/ Civil y la Policía/ de las tierras catalanas/ dejando la ley y el orden/ sólo a Los Mozos de Escuadra./ Me lo ha dicho Gemma Nierga/ que está bastante enterada.

Begoña tiene a las cinco/ reu- nión en la Embajada/ de Gabón. De ahí, corriendo/ a la embajada de Ghana./ De Ghana hasta Dahomey/ de Dahomey a Tanzania/ de Tanzania hasta Sudán/ desde Sudán, a Botswana/ y por la noche, a las diez/ vestida a la vieja usanza/ de los Masais y Watusis/ cena de rumbo y de gala/ en la embajada del Congo/ con Güemes y La Romana./ Y a la mañana siguiente/ a las ocho, la gimnasia/ ocho y media, desayuno/ dientes, sombras y pestañas/ y sin tardar ni un minuto/ rumbo a la Universitaria/ para impartir una clase/ magistral de matemáticas,/ gracias al «máster» que obtuvo/ de una manera fantástica,/ cuando tenía doce años/ en la «Sorbonne» de Somalia./ Mas tarde, Mesa Redonda/ acerca de las ventajas/ del garbanzo leonés/ en los secanos de África,/ que es también una manera/ de hacer nación, de hacer Patria./Por discreción, no se informa/ lo que percibe y quién paga/, que a veces, la transparencia/ de caña se torna en lanza/ y pueden darle a su esposo/ en el culo, una patada,/ lo cual, y siento decirlo/ ya tendría que estar dada.

Esta mujer con mil «másters»/ licenciaturas sobradas/ toda suerte de diplomas/y varios «honoris causa»/ es la que lleva el dinero/ a la despensa de casa,/ la que paga al jardinero/ el esplendor de las calas/ rosas de pitiminí/ y las doradas lantanas. / Esta mujer vale un congo/ –quizá por ello, lo de África–,/ y el día que su Perico, que su Pedro de su entraña/ que su Peter de su vida/ que el Pere o Pello de su alma/ según esté con Chistorra/ o con Urkullu de cháchara/, el día que ya no pueda/ seguir destrozando España,/ será ella la que lleve/ y la que mande en su casa/ gracias a los mil trabajos/ que sus mil «másters» le avalan.

Un romance empresarial/ que me ha salido con gracia.