Opinión

Un paraíso raro de 737.776 «ricos»

España es un país raro que, además, contados uno por uno por la Agencia Tributaria, tiene 737.776 «ricos». Mejor dicho, los tenía en 2016, fecha de los últimos datos disponibles. Ahora habrá algunos más, tras tres años de crecimiento ininterrumpido de la economía al 3 por ciento, aunque tampoco muchos más. La rareza española, que no diferencia, también quedó en evidencia el viernes en los actos de homenaje a la víctimas de los atentados de hace un año en Barcelona y Cambrils. En ningún país habrían existido dudas sobre la conveniencia de la presencia o no del jefe del Estado y su aceptación y agradecimiento por todos, sin matices. Tampoco en ninguna parte habría proliferado tanto la insistencia de «normalidad» en esa jornada, hasta el punto de convertirse en la prueba de que casi nada fue normal, como la pancarta contra el Rey que alguien –con autoridad para ello– decidió no retirar para que fuera una de las imágenes del día.

España es un país raro hasta el extremo de que un partido político –Podemos, claro– ha decidido que cualquiera que gane más de 60.000 euros al año debe ser considerado «rico» y, por lo tanto, exprimido fiscalmente. Un simple cálculo aritmético aclara que esos 60.000 euros brutos, una vez detraídas retenciones y cotizaciones sociales, se convierten en unos 3.000 euros al mes. La cifra no está al alcance de la mayoría de españoles, pero considerar ricos a quiénes ganan esas cantidades o algo más suena estrafalario, por decirlo con amabilidad. España, además, es uno de los contados países en el mundo que ya aplican los tipos marginales máximos a partir de los 60.000 euros. Subirlos quizá sea popular entre cierto electorado, pero no remedia ninguno de los problemas fiscales del Estado. La solución para las cuentas públicas –incluso para gastar más– no está, como lo demuestran infinidad de estudios, en exprimir más a los ciudadanos con el IRPF. Hay otras soluciones, pero los complejos de la derecha y las obsesiones de la izquierda impiden aplicarlas. Sí, un país raro, en el que muchos necesitan hablar de normalidad, y con 737.776 «ricos».