Opinión

El sufrimiento de la Justicia

El término descalificación se refiere normalmente a la pérdida de autoridad, de prestigio, crédito o valor, tratándose de una supresión de credibilidad o confiabilidad en alguien o en algo. La descalificación es un deporte nacional en España, y cuando se refiere a una persona, se atenta contra su capacidad, valor o autoridad dejándola invalidada o desacreditada en el ámbito en el que tuvo lugar el descrédito. En el mundo de la justicia la descalificación es permanente por parte de algunos, mezclando lo que es una más que mejorable forma de elección del órgano del gobierno del poder judicial con la propia labor judicial. Se dice que como aquella forma de elección está politizada, esto es, en manos de los políticos, todos los nombramientos de las altas cúpulas judiciales se encuentran manchadas por esta longa manus, llegando a afectar a sus resoluciones. En este escenario, el proceso de deslegitimación del poder judicial es inevitable, lo cual es especialmente grave en momentos como los actuales, en los que se enfrenta a difíciles decisiones.

Cuando un juez adopta una decisión que agrada a una parte del poder político, para unos es una buena decisión de un juez independiente, y para otros no es más que resolver algo al dictado de uno u otro partido político. Así resulta muy difícil desempeñar la función judicial y ganar confianza en la ciudadanía. En todas las encuestas que se hacen en relación con el servicio público justicia surgen dos resultados claramente contradictorios, por un lado, los ciudadanos entienden que la justicia está muy politizada, pero por contra confían en su gran mayoría en la labor judicial considerado al juez como su última garantía, y valorando su función muy por encima de otras funciones constitucionales. Esto se agrava cuando además algunos quieren utilizar la justicia para resolver problemas políticos, tratando de introducir el oportunismo político en las decisiones judiciales. «Politizar» es una palabra relativamente nueva en castellano, y en una de sus acepciones, supone dar orientación y contenido político a acciones, pensamientos o personas que, corrientemente, no lo tienen, pero la verdad es que España cuenta con un poder judicial sumamente independiente. Criticar la politización de todas las cosas no significa llamar a la absoluta despolitización, sino que se trata de desalentar la mala politización (ideologizada, fanática y trivial).