Opinión
Comparecencias
Ayer el presidente regional Torra se empeñó en hacer el ridículo una vez más en el parlamento autonómico. Pidió una comparecencia urgente, en el último minuto, antes de cerrar el registro, para comunicar algo vital. Luego nos cascó a todos un discurso plúmbeo, errático –de pastosidad intelectual y retórica propia de castañera– en el que venía a decir que le parecían mal las penas que se piden para los golpistas. Vaya novedad. Lo más fabuloso de todo es que se negó a defender su discurso desde el atril pero luego intentaba contestar desde su escaño mientras hablaban los oradores. Se parecía a ese que grita por detrás «te quiero, mama» en las retransmisiones televisivas. Si le gusta la vida parlamentaria ¿por qué no respeta sus cauces? ¿Es que este hombre no tiene nunca buenas ocurrencias? ¿Quien le convenció de que era necesario este nuevo desaguisado dialéctico? Que nos está viendo toda España, Quim. El desprestigio que estamos sufriendo los catalanes ya debe haber desbordado a las revistas satíricas francesas para alcanzar la zona asiática. Se preguntarán de nosotros cómo no hemos sido capaces de encontrar nada mejor para presidente regional que esta especie de Doña Rogelia. A muchos catalanes no nos parece que la monarquía o el sistema judicial estén desprestigiados. Tienen sus cosas, pero su mejor señal de modernización es que hay debate, aunque sea por quince a trece. Quien nos parece que está desprestigiado es el catalanismo, porque ahí hace mucho tiempo que no hay debate, sobre todo cuando quieren hacer pasar por monárquico a todo aquel que defienda la importancia para la democracia de una Constitución. Y no sirve de nada endilgarnos victimistas bocatas de incienso en forma de discurso. Porque, con discursos como éste, no hay nada más parecido a Sor Lucía Caram que Quim Torra disfrazado de monja y solo una impensable afición al travestismo del presidente regional explicaría que fueran la misma persona.
Estoy seguro que ese no es el caso, pero pediría para despejar las dudas que la próxima comparecencia la hagan los dos juntos. Porque, si nos damos cuenta, sus apariciones públicas nunca han sido simultáneas y eso, entre los malpensados, podría levantar sospechas.
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