Opinión
La Gran Guerra
La Primera Guerra Mundial concluyó con la derrota de los imperios autoritarios de Alemania y Austro-Hungría. Tras esta «Gran Guerra», a excepción de la URSS, el sistema político democrático pareció consolidarse. Algunas constituciones recogieron derechos como el sufragio universal sin discriminación de sexo, así como políticas sociales traducidas en mejoras laborales como la jornada de 8 horas, medidas de carácter protector en caso de enfermedad y vejez, etc.. Sin embargo, tan solo veinte años más tarde, se puso de manifiesto que se había resuelto con escaso acierto la paz, con una Alemania no solo vencida sino humillada, a lo que se le unió un gran temor por el éxito de la Revolución Soviética y por último las consecuencias de la crisis de 1929. Estos factores debilitaron extremadamente la democracia, alentando las tendencias autoritarias que desembocaron en gobiernos militaristas que destruyeron el parlamentarismo, resultando inevitable la Segunda Guerra Mundial. La victoria de los aliados supuso de nuevo un gran reforzamiento de las democracias.
Mas ante el manteniendo del comunismo ruso, el mundo se dividió en dos bloques que, hasta la caída del muro de Berlín, se esforzaron en evitar una tercera guerra mundial preparándose para la misma. El mundo está hoy mejor que hace cincuenta años, con menos pobreza y desigualdad, pero persisten, lo que es utilizado por algunos para cuestionar los modelos democráticos y proponer revoluciones políticas, tomando como modelos la revolución bolivariana o la islámica iraní. La democracia representativa constituida en un estado social y de derecho es algo por lo que merece la pena luchar, y la primera línea de combate es el respeto por parte de todos a las reglas del juego, así como de la necesaria existencia de conflictos ideológicos, verdadera esencia de la democracia. Mas en el conflicto democrático no todo vale y lo que resulta letal para la democracia es que determinadas fuerzas políticas se presenten con mayor legitimación que otras, sobre la base de su ideología. Con ello sufren una merma de referentes democráticos y son colonizados por los antisistema que lo que buscan es la pura revolución. Este fenómeno lo vivimos en el seno de nuestra Segunda República, pero, cuando el fenómeno acontece en varios países a la vez, la inestabilidad mundial estas servida. Creo que, después de dos guerras mundiales, algo deberíamos haber aprendido.
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