Opinión

Contra la violencia de género

Ayer fue el día mundial contra la violencia de género y la fecha no es casual. Los movimientos feministas del caribe, con una de las tasas más altas de violencia contra la mujer, acuñaron esa fecha en honor a las dominicanas Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, tres hermanas asesinadas el 25 de noviembre de 1960 por orden del dictador Rafael Leónidas Trujillo, del que eran opositoras. En 1999, la ONU se sumó a la jornada reivindicativa y declaró cada 25 de noviembre Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en honor a las hermanas Mirabal. En España los esfuerzos en su lucha y erradicación han sido ingentes, estando comprometidos los últimos gobiernos de uno y otro color por igual, y ello, desde el terrible asesinato de Ana Orantes a manos de su alcohólico y agresivo marido, el 17 de diciembre de 1997. Esta fecha marca un antes y un después en esta lucha. En 2003 impulsé la creación del Observatorio contra la Violencia de Género en el seno del GGPJ, cuyo cometido ha resultado capital en todo este proceso. A pesar de los esfuerzos seguimos padeciendo esta lacra, pero no podemos negar los avances que se han producido, siendo referencia en la Unión Europea. La violencia de género es un fenómeno muy complejo, en el que influyen los contextos cultural, político y social de cada país, lo cual nos obliga a que cualquier comparación se deba hacer con mucha precaución. Si acudimos a las cifras de violencia machista en los países nórdicos, duplican las de España, algo que también ocurre si nos comparamos con Alemania, un país recién llegado a la lucha contra la violencia de género. Esto no nos puede servir para sentirnos ni lo mas mínimo orgullosos, sino al revés, para animarnos a seguir en la lucha y en la mejora de los instrumentos legales para su prevención, pero sin olvidarnos del factor esencial, la educación, una educación basada en el pleno respeto a la dignidad y a la igualdad de la persona, mujer u hombre. Este es un empeño colectivo, y en el que todos debemos implicarnos, sin que nadie pueda considerarse mejor que otros, porque en esta lucha, introducir el factor político queriendo obtener ventaja es lo más negativo que se puede hacer.