Opinión

Andalucía como principio

En los momentos en los que escribo estas líneas, no podemos conocer los resultados de las elecciones andaluzas, más allá de la participación; en cualquier caso, razones de prudencia personal me impedirían hacer valoraciones sobre su resultado. Cuando se producen unas elecciones siempre se dice que el pueblo gana, expresa su voto, toma su decisión, y condiciona la composición del futuro gobierno; la problema surge cuando el voto no se concentra de forma mayoritaria en un partido, sino que se presentan varias opciones de gobierno como consecuencia de las posibles coaliciones o apoyos parlamentarios para garantizar la gobernabilidad; estos últimos escenarios no son fáciles, pues exigen renuncias; en muchas ocasiones resultan muy beneficiadas, aunque sea coyunturalmente, partidos políticos que no teniendo opciones de gobierno en momento alguno, se convierten en llave para la gobernabilidad. En cualquier caso, estoy seguro se abrirá un nuevo escenario que exigirá de los representantes políticos, un esfuerzo de adaptación y de audacia, y esperemos que de inteligencia y responsabilidad. Aunque pueda parecer pueril e inocente, no me cabe duda de que cuando la determinación de los políticos está inspirada por el interés común y general, las acciones son muy fáciles, pero cuando están marcadas por el tacticismo político, por la búsqueda de la ventaja partidista y por un exceso de ideología, las cosas no son tan fáciles y casi nunca salen bien. Los destinos ciudadanos están en manos de políticos que elegimos entre las opciones existentes, y al margen de las ideologías, la inmensa mayoría de los ciudadanos desean lo mismo, progreso, trabajo y seguridad, y todo ello en un contexto de libertad e igualdad de oportunidades, ¡qué fácil sería ponerse de acuerdo bajo estas premisas! Al margen de lo que pase en Andalucía, a nadie se le escapa que entramos en un año electoral en el que los ciudadanos seremos llamados en varias ocasiones a depositar nuestro voto, decidiendo el futuro del país para unos cuantos años. El gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo fue la frase con la que Abraham Lincoln definió la democracia en su famoso discurso que pronunció el 19 de noviembre de 1863 en el lugar donde se produjo la batalla de Gettysburg. Difícil decir más en menos palabras, pero algunos no conciben así la democracia.