Opinión
Libertinaje de expresión
Cuando alguien alega el ejercicio de la libertad de expresión o de la libertad de prensa pareciera que surge un derecho a decir e informar sin límites, y nada más lejos de la realidad, todo derecho tiene límites en su ejercicio, constituyendo uno de ellos, los derechos de los demás. Aquellos derechos son básicos en una democracia, puesto que el pluralismo político, uno de los valores superiores de nuestro ordenamiento jurídico, solo puede ser ejercido mediante el vehículo de la libertad de expresión. Se puede decir y decir mucho, algo que se ha visto exponencialmente fortalecido por las posibilidades comunicativas que permiten los avances tecnológicos, mas este ejercicio a menudo se entremezcla y se diluye entre insultos y descalificaciones, así como en insoportables expresiones de mal gusto.
El avance en las tecnologías ha dado la posibilidad de expresarnos sobre cualquier tema y si la libertad de expresión es un derecho, también es un poder fáctico, y todo poder implica responsabilidad. Esto tiene una estrecha relación con el anonimato en la red, de tal suerte que muchos usuarios muestran su opinión bajo seudónimos o perfiles falsos, algo posible, puesto que cualquiera puede utilizar herramientas de internet sin necesidad de mostrar su verdadera identidad. En este punto se abre un debate. Mientras que por un lado se defiende el derecho a navegar de forma anónima por internet si no se comete delito alguno, desde otro punto de vista se pretende acabar con la «impunidad del anonimato en internet». Los primeros pretextan que la libertad de información es un derecho fundamental que se puede ejercer libremente, de forma anónima o no, y que además las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado disponen de herramientas suficientes para identificar a cualquier usuario de internet si fuera necesario.
Ni lo primero ni lo segundo siempre es así; no siempre es tan sencillo, por mucho que una IP esté asociada a una persona. Pero la cuestión en mi opinión no es si se debe prohibir el anonimato en la red, sino si se debe obligar a identificarse siempre y en todo caso ante el administrador de la red social, algo sencillo con el nuevo DNI, al margen de que se pueda usar después bajo seudónimo, y así cualquier ofendido o perjudicado pueda exigir la identificación del usuario.
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