Opinión
Vida nueva
En una columna como esta, dedicada a buscar frases de genios de todos los tiempos aplicables a nuestra actualidad, era inevitable que terminara apareciendo algún día Don Pedro Muñoz Seca. No se me ocurre mejor manera de empezar el año que trayéndolo a estas páginas, dado que el año nuevo es fecha de revitalización, de estreno, de vigor, y nada más adecuado para ello que el aleteo luminoso del genio del humor.
Don Mendo fue una de sus creaciones más divertidas: el caballero coqueto e insensato que siempre se mete en líos por su apostura y su poca cabeza. Al principio del cuarto acto de la obra que protagoniza el atribulado personaje, Muñoz Seca desliza dos versos maravillosos, brillantes, condensados, que pone en boca de un matón. Le hace decir el siguiente exabrupto: «tal vez por lavarme en sangre, me llegaría a lavar». No se me ocurre cómo decir más cosas en menos palabras. Ahí está, certeramente retratada, una conducta humana perfectamente reconocible. El juego de palabras retrata además toda la eterna lucha de la higiene y la civilización contra la violencia y la barbarie. Hace acrobacias, encima, con las posibilidades semánticas del verbo y contrapone deliciosamente la visión heroica y metafórica de la vida con la más prosaica y cotidiana. Todo eso, más el género humano, metidos en diez palabras. ¿Se puede pedir más?
Solo tenemos que mirar a nuestro alrededor para comprobar a cuantos de los protagonistas de la actualidad mundial -lejana y cercana- se les podrían aplicar los dos versos a la vista de su conducta y hábitos. No seré yo quien señale a nadie. Que cada cual saque sus conclusiones.
Lo central para mí es comprobar como las palabras y la escritura se convierten en vivas e importantes, por humildes que sean, cuando están tejidas con cuidado y talento. Traído aquí y puesto en contacto con la realidad que nos rodea, ese verso, esa chispa cerebral, revive. Las palabras, cuando están encadenadas con brillantez e ingenio, conocen siempre, tarde o temprano, una vida nueva. Es la mejor manera de vencer al tiempo que nos devora. La proeza intelectual de esa posible victoria futura nos hace desear ser mejores, escribir mejor, pensar mejor.
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