Opinión
SOS en Venezuela
Hace más de dos años publiqué un artículo bajo el título «SOS EN VENEZUELA», el cual lo iniciaba con la siguiente frase «Lo que está ocurriendo en Venezuela debe preocupar a la comunidad internacional, y especialmente a los países con mayor vinculación como es el caso de España. Las múltiples protestas contra el régimen han provocado la muerte violenta de más de treinta personas, pero a ello, se le une la nueva vuelta de tuerca que pretende dar el régimen con claras connotaciones totalitarias a través de la convocatoria de una asamblea nacional constituyente». Aquello se produjo, y en estos momentos la crisis humanitaria que se cierne sobre Venezuela es gravísima y alarmante.
Decía también en aquel momento que el problema radica en que cuando alguien se cree el legítimo representante del pueblo y de su sentir al margen de las reglas democráticas, entiende que cualquier crítica de la oposición es un ataque al sistema político y de forma indirecta al pueblo, puesto que atacar democráticamente al político populista es atacar al pueblo, al parecer por una clase de sinécdoque donde no solo se llama al todo por una parte, sino que se cree que esa parte es el todo. En derecho internacional público existe un principio denominado de no intervención coherente con la independencia de las naciones, y equivale al de no injerencia en los asuntos internos de otro país, pero este principio se complementa con otros dos, el de la responsabilidad de proteger y el de intervención humanitaria, que si bien presentan a veces un difícil equilibrio, obligan a la comunidad internacional en casos de crisis humanitaria a buscar aquel equilibrio, y cuando menos, plantearse qué hacer.
La situación en Venezuela se ha agravado y mucho, y exige que se tenga en cuenta como prioridad la población venezolana y su seguridad, y a partir de ahí, adoptar medidas para su protección. El papel relevante de Naciones Unidas en este caso se debe poner de manifiesto, y en concreto el de su Consejo de Seguridad. En todo caso quiero terminar el artículo como la hacía hace dos años, «la aversión a la libertad y a la democracia es una enfermedad más extendida de lo que creemos y que se debe erradicar». La población venezolana necesita ayuda urgente.
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