Opinión
Poesía y prosa electoral
El periodo electoral es el tiempo comprendido entre la convocatoria electoral y la fecha de la votación, durante el cual los candidatos y formaciones electorales concurrentes al proceso, las autoridades, medios de comunicación y entidades privadas están sujetos, en mayor o menor medida, a restricciones y límites en su actuación. El art. 50.2 de la LREG es claro al establecer que desde la convocatoria de las elecciones y hasta la celebración de las mismas queda prohibido cualquier acto organizado o financiado, directa o indirectamente, por los poderes públicos que contenga alusiones a las realizaciones o a los logros obtenidos, o que utilice imágenes o expresiones coincidentes o similares a las utilizadas en sus propias campañas por alguna de las entidades políticas concurrentes a las elecciones.
En el mismo artículo se añade que durante el mismo período queda prohibido realizar cualquier acto de inauguración de obras o servicios públicos o proyectos de éstos, cualquiera que sea la denominación utilizada, sin perjuicio de que dichas obras o servicios puedan entrar en funcionamiento en dicho periodo. Las Juntas Electorales pueden prohibir toda campaña institucional que contenga connotaciones electoralistas, o que suponga la vulneración de los principios de objetividad, transparencia e igualdad entre los actores electorales. Con estos preceptos introducidos en 2011 se pretende evitar la incidencia de los poderes públicos mediante la realización de campañas institucionales y de inauguración de obras.
Estas prohibiciones no son retóricas, y en modo alguno impiden que los candidatos del partido político que sustenta al gobierno de turno puedan ejercer su libertad de expresión y defender la gestión realizada, pero lo que en modo alguno se puede hacer es desde el ejercicio del poder público coadyuvar en la actividad de propaganda electoral. Decía el político norteamericano Mario Cuomo que se hace campaña en poesía y se gobierna en prosa y, a pesar del tono crítico de la frase, me sirve para decir que no se deben mezclar la poesía y la prosa.
Mas siempre nos quedaran las Juntas Electorales, las cuales constituyen una plena garantía de limpieza y transparencia en los comicios. Nuestra democracia es muy madura y ello exige también madurez a todos los concurrentes a los comicios. No olvidemos, como decía Lincoln, que «una papeleta de voto es más fuerte que una bala de fusil».
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