Opinión
Ominosos escraches
El concepto escrache define un tipo de manifestación en la que un grupo de activistas se dirige al domicilio, lugar de trabajo o en lugares públicos donde se reconozca a alguien a quien se quiere denunciar. El origen de este tipo de acciones se encuentra en Argentina y fueron utilizadas por la agrupación de derechos humanos HIJOS para denunciar la impunidad de los genocidas del proceso liberados por el indulto concedido por Carlos Menem, nada que ver con los ominosos actos que actualmente se repiten en España, cuyo último exponente ha acaecido hace unos pocos días por parte de unos sujetos radicados y radicalizados en el ámbito independentista. En este tipo de perversas acciones no se está denunciando a nadie ni a nada, sencillamente se está impidiendo el ejercicio de derechos constitucionales en una de las democracias más reconocidas del mundo. Esta clase de sucesos pone de manifiesto la intolerancia con la que algunos actúan, supone la denigración de la esencia de la democracia, el diálogo, la concordia y el respeto al adversario. Pero lo que de verdad es grave de este tipo de actos no es que se trate de una extralimitación o abuso del ejercicio del derecho fundamental de reunión y manifestación, sino que suponen la negación, la deslegitimación y sobre todo el intento de aniquilación democrática del que no piensa como uno, del adversario, del diferente, algo por cuya proscripción han muerto muchas personas a lo largo de la historia. En la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente francesa el 26 de agosto de 1789 se formula una bella y gráfica definición del derecho a la libertad: «La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no cause perjuicio a los demás. El ejercicio de los derechos naturales de cada hombre no tiene otros límites que los que garantizan a los demás miembros de la sociedad el disfrute de los mismos derechos. Estos límites solo pueden ser determinados por la ley.» Esa ley que se convierte en el mejor instrumento de defensa del débil frente al poderoso, y del ciudadano respetuoso con las normas frente al déspota que amparado en la masa irrumpe en el núcleo básico de los derechos de los demás y los cercena.
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