Opinión

El votante mutante

Si hemos de hacer caso a los sondeos, quien tiene más a perder en la campaña electoral que ahora arranca es Pedro Sánchez. El principal inconveniente provocado por sus propios sondeos al hacerle partir como favorito es que, entonces, el tiempo que falta hasta el día de la votación se convierte en un lapso temporal más susceptible de que pueda empeorar su situación que de mejorarla. Es decir, resulta más fácil meterse en un jardín y fastidiarla que aumentar todavía más su ventaja. Los puntos débiles de Sánchez son sus aliados y sus falacias efectistas. Intentará esconder tales manchas y camuflarse detrás de promesas populistas y Apocalipsis de desembarcos derechistas. Lo más sensato por su parte quizá sea esperar que la aritmética de los resultados bien pueda darle finalmente la razón y hacer creíble cualquier pacto. Para evitarlo, sus adversarios se le van a tirar al cuello desde el minuto uno y no cabe duda que esta va a ser una campaña sobreactuada por todas las partes.

La sobreactuación, de hecho, ya está presente de entrada incluso en los programas de cada partido. Todos sin excepción andan llenos de brindis al sol y declaraciones de intenciones difícilmente realizables. Si, en aras de la concordia, quisiéramos imaginar una decantación o síntesis de un posible votante español que pudiera suscribir en parte una mezcla general de algunas de las propuestas de todos los programas (desde la legalización del cannabis a la derogación de la memoria histórica) nos saldría un retrato muy curioso. Han sido tan drásticas las promesas que probablemente nos aparecería la silueta de un transexual que trabaja menos de siete horas diarias, hincando los codos para estudiar la Constitución mientras se distrae con videojuegos de tauromaquia, cobrando la renta mínima y pagando mucho menos IRPF que ahora. Si alguien conoce a un español que responda a estas características, le pediría de manera perentoria que me lo presentara cuanto antes. Estaré interesadísimo en hablar con él. Yo no conozco a ninguna persona así. Y creo que los políticos tampoco.