Opinión

Nacional

¿Por qué la derecha está desapareciendo con tanta celeridad en el País Vasco y Cataluña? El PP se extingue en Euskadi, donde ejerció en su momento junto al PSOE de resistencia al terrorismo independentista, pagando un alto tributo, con la vida de muchos de sus políticos y afiliados, durante más de 40 años. ¿Por qué ese extraordinario sacrificio ha dejado de ser útil políticamente para unas siglas que no han obtenido representación en el congreso las pasadas elecciones generales? ¿Y qué ha sucedido para que en Cataluña ocurra otro tanto (al lograr un solo escaño)...? Es posible que existan algunos factores bien diferenciados que determinen este desenlace político: en primer lugar, los problemas internos del PP en ambos territorios. Estos han sido consecuencia, a su vez, de los cambios operados en la política vasca después de que ETA anunciara su «abandono de las armas», que aún no ha entregado, y dejara hasta la fecha de cometer crímenes.

Una vez que el terrorismo no produce víctimas de sangre, el electorado se ha sentido más dispuesto a juzgar con benevolencia opciones políticas que, mientras esa sangre corría, no podían dejar de estremecer a muchas conciencias. Todos los partidos políticos, ya sin un terror visible y vigente, presentaron otra cara, bien distinta a la de hace pocos años, y el voto comenzó a dispersarse, escapando poco a poco de una derecha que, aunque fuera buena en la resistencia contra ETA, no supo adaptarse quizás a la apariencia que requerían los nuevos tiempos. Por otro lado, aunque solemos ver el panorama electoral como una foto fija, solo determinada por la ideología, lo cierto es que los votantes también crecen, envejecen y mueren, y la composición de la pirámide del electorado de hoy no se parece en nada a la que existía cuando Miguel Ángel Blanco fue cruelmente asesinado. Este mismo factor interno ha modificado también en Cataluña a los votantes.

Además, con la recesión muchos antiguos votantes del PP –partido nacionalista español– votan a partidos nacionalistas vascos o catalanes, que también son opciones de derecha, pero que han sabido ofrecer una marca de modernidad, que reclaman «lo propio», sus intereses regionales, y se equiparan con opciones «de progreso», y por tanto «avanzadas». Los nacionalismos vasco y catalán están así sustituyendo al nacionalismo español... ¿Definitivamente?