Opinión

Padrinos

La Restauración utiliza el caciquismo para asimilar a la población rural dentro del sistema. El historiador español José Varela Ortega cree, al contrario de lo que suele suponerse, que el caciquismo no era una reliquia feudal, sino un fenómeno específicamente moderno: la «reacción defensiva del campo en un esfuerzo de adecuar a su código de valores la ofensiva modernizante de la ciudad». El caciquismo sería, pues, un intento de enfrentar el problema del «desarrollo desigual» en una sociedad que se modernizaba a marchas forzadas, era el «ruralismo de Estado» y el «triunfo de la provincia».

Pero, al convertir la política en una mera cuestión de favores personales, terminaría por despolitizar al electorado, volviéndolo acrítico y descreído, ideológicamente desafecto. Una herencia que pesa aún en la sociedad, quizás en forma de clientelismo y enchufismo. Actualmente se calcula que más del 75% de las plazas laborales disponibles en España no salen a la luz porque inmediatamente son cubiertas por familiares, amigos o recomendados. A esta práctica, de consecuencias nefastas para la economía, se la denomina eufemísticamente «networking». El CIS reconoce que la primera manera de hallar empleo es a través de un familiar directo. Y la peor forma de encontrarlo, la que tiene menos posibilidades de concluir con éxito, es... a través de internet. El networking, durante los años más duros de la Gran Recesión, llegó a su cenit: solo conseguían colocarse los enchufados. Este sistema es la versión actualizada, el culmen histórico, de un nepotismo clientelar, endogámico y caciquil, también clasista, que secularmente ha funcionado y que se concreta en el viejo refrán: «quien no tiene padrino, no se bautiza»: o sea, que se necesita un protector con influencias para lograr cualquier propósito.

El padrino es una figura de origen religioso, cristiana, que ayuda y favorece; también es el nombre que recibe Don Vito Corleone, jefe de la mafia siciliana, en la película de igual título. Los padrinos son el caballo que tira del carro de la prosperidad de su apadrinado. Mercado oculto, red de contactos, networking, amiguismo, clientelismo... son prácticas ancestrales en una España que quizás hizo del caciquismo un cierto modo de progreso, pero que actualmente ha convertido al ya complicado mercado laboral nacional en una maquinaria atorada, que lastra el crecimiento y el desarrollo con una probada eficacia.