Opinión
La brecha salarial
La brecha salarial entre hombres y mujeres en España se ha reducido un 28 por ciento desde el año 2002, pasando del 16,9 por ciento hasta el 12,2 por ciento en 2014, según un informe elaborado por la Confederación Española de Organizaciones Empresariales y PwC. La diferencia salarial de género es la diferencia entre las retribuciones salariales de los hombres y de las mujeres expresada como un porcentaje del salario masculino, de acuerdo con la OCDE. En el seno de la Unión Europea se han propuesto luchar de forma decidida para aminorar esta situación, si bien y conviene decirlo, España es uno de los países de la Unión con menor brecha salarial. Uno de los problemas quizá radica en afrontar el problema desde un punto de vista equivocado, y superar lo que en mi opinión es un error de concepto, la brecha no se da porque en el mismo trabajo y con las mismas condiciones la mujer tenga un salario menor que el hombre, algo que prácticamente está erradicado, sino porque la presencia de la mujer en el mundo laboral se produce en mayor medida en trabajos donde los sueldos son menores, de tal suerte que los hombres que también desempeñan tales cometidos corren igual suerte.
Una realidad incontestable es que hay trabajos desarrollados mayoritariamente por mujeres en los que los sueldos son inferiores y que, si se realiza un estudio comparativo con otras actividades desempeñadas mayoritariamente por hombres, se observa en estos últimos que los salarios son mayores, tanto para hombres como para mujeres, pero la presencia de la mujer es exigua. Es un error buscar la diferencia en el hecho de que la mujer cobre menos que el hombre en el mismo trabajo, sino en la valoración que el mercado hace de trabajos en los que la presencia de la mujer es mayoritaria, y a partir de ahí buscar soluciones que tiendan a paliar semejante discriminación que, al no ser directa, resulta más difícil trabajar en su superación. Desde este punto de vista también habrá situaciones que no se puedan considerar discriminatorias, pues habrá trabajos cuya menor valoración no depende de que los desempeñen mayoritariamente mujeres, sino de su propia naturaleza, debiéndose concentrar los esfuerzos en aquellos en los cuales los sueldos son inferiores tan solo porque son ejercidos por mujeres.
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