Opinión
Normandía
Se dice que las virtudes y las debilidades no son atribuibles a los pueblos, sino a las personas, lo cual no impide que se imputen a las naciones en su conjunto; esto último explica que algunos articulen una suerte de demandas permanentes que exijan muestras de arrepentimiento y petición de perdón colectivas como consecuencia de sucesos acaecidos a lo largo de la historia; sobre ello, ya he opinado en otras ocasiones, en el sentido de que no existe un permanente traslado de responsabilidad de generación en generación. Mas desde otra óptica, sí que se puede producir una transferencia generacional, y es cuando lo que se debe hacer es dar las gracias por lo que en un momento dado una generación de un país hizo por otros países. Un claro ejemplo lo constituye la intervención de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, en concreto, su papel protagónico en el desembarco de Normandía. Esta hazaña supuso la derrota definitiva del régimen nazi de Hitler, régimen que llegó a amedrentar a gran parte del continente europeo. El régimen nazi ha sido juzgado en los tribunales y por la historia, lo cual exime a las nuevas generaciones de alemanes de cualquier tipo de responsabilidad. Por el contrario, sí que es necesario que muchas generaciones de europeos muestren agradecimiento a una de norteamericanos, los cuales dieron lo mejor que tenían de sí mismos para liberar a Europa del yugo del fascismo, facilitando la creación de una Unión Europea inspirada en principios democráticos, en la libertad y en la justicia. Este agradecimiento debe ir dirigido a la gente normal, a miles de familias que perdieron a sus hijos, hijos que perdieron a sus padres, etc., los cuales, a día de hoy, siguen padeciendo los recuerdos de una terrible y cruenta guerra. Es curioso lo fácil que para algunos supone exigir responsabilidades y lo difícil que les resulta dar las gracias. Europa, también España, debe mostrar este agradecimiento a los estadounidenses, superando un inflexivo antiamericanismo. Es cierto que España perdió Cuba, Puerto Rico y Filipinas como resultado de la Guerra de 1898, siendo EEUU el único país con el que España ha estado en guerra, aparte de algún episodio colonial en Marruecos, desde la invasión de la Santa Alianza en 1830, pero esto no justifica antiamericanismo alguno.
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