Opinión

Amancio Ortega sí se merece un premio

"La sanidad pública no puede aceptar ni donaciones ni limosnas de millonarios (por Amancio Ortega)". Es el rebuzno cíclico que sueltan los políticos de Podemos o los antisistema en las redes sociales y acto seguido surgen movimientos a favor y en contra del dueño de Zara.

Dado que ya toca, es algo sorprendente que los distintos jurados que deciden la terna de premiados no hayan considerado que Amancio Ortega pueda ser merecedor de un princesa de Asturias. Los premios, títulos nobiliarios, calles y etc., suelen ser una forma de agradecimiento público por acciones ejemplares, altruistas o de gran beneficio social.

Generalmente les estimamos muchísimo cuando se mueren. En las necrológicas somos altruistas y generosos, pero en vida pecamos de roñicas. Seguramente un entrenador de fútbol, como del Bosque, merece ser marqués, no quisiera descalificarle al mencionarle aquí. Ni tampoco a Íngrid Betancourt, sus seis años pasados en la selva colombiana retenida por guerrilleros seguro que son merecedores de un príncipe de Asturias, o incluso Al Gore por defender la naturaleza.

Sin restarles ni un gramo de mérito, siento que la iniciativa privada de Amancio Ortega al donar una ingente cantidad de su dinero a subsanar carencias de la Seguridad Social española, bien merece un premio así. Reconozcamos que, así como para algunos somos muy rápidos, Fernando Alonso, para otros somos muy lentos, Ángel Nieto. Tan lentos que mueren sin haberlo recibido.

Obviamente hay muchos ricos que hacen donaciones. Sin ir más lejos, Esther Koplowitz, quien de su propio bolsillo donó el primer robot Da Vinci a la sanidad española, que se instaló en el hospital Clínico de Madrid. Nadie en su sano juicio criticaría una acción así, y no solo porque es de bien nacidos ser agradecidos, es que a lo que no llegan los presupuestos públicos es muy loable que sí lleguen quienes puedan.

Es incomprensible que cada vez que el empresario gallego hace una donación haya un grupo que lo descalifica y pretenda que no se acepte. Lanzan una campaña de descrédito. Mezclan, en un absurdo batiburrillo de rebuznos, sus soflamas populistas, con la donación realizada y con la riqueza de Ortega, todo lo baten y escupen sus torpezas con gran seguimiento en las redes sociales.

Con el último rebuzno de Podemos hubo un grandísimo movimiento social de apoyo a Amancio Ortega, que no se ha correspondido hasta la fecha con el institucional. Sería muy generoso mostrarle nuestro agradecimiento con un princesa de Asturias.

Seguro que ni Amancio Ortega ni Esther Koplowitz hacen sus donaciones esperando recompensas honoríficas, pero cuando les están dando palos injustos podríamos reaccionar elevándoles al pódium de la gratitud. Hay situaciones que requieren una respuesta contundente, sin restarle mérito a Betancourt o a del Bosque.

El problema parece ser que somos pazguatos a la hora de demostrarle agradecimiento a un rico español. Amancio Ortega es rico, sí, pero es absurdo admirar a los ricos extranjeros y a los nacionales ponerlos en duda. Si hay alguna nube gris en su expediente empresarial y humano, que la busquen y denuncien con cifras esos políticos que critican sus donaciones, porque si J.K. Rowling, Al Gore, Foster, Woody Allen o Gehry son millonarios y han podido recibir un príncipe de Asturias, creo que ha llegado la hora de ser agradecidos con Amancio Ortega aunque sea español y muy rico.