Opinión

La soberbia intelectual

Alguna de las reacciones que ha producido el adelanto del fallo y nota resumen de la sentencia de la manada resultan un tanto disparatadas, tanto en un sentido como en el contrario, mas para hacer una valoración de la sentencia en su conjunto habrá, como mínimo, que esperar a que se publique su texto. Pero sin que tenga nada que ver con estas reacciones, cada vez me ratifico más en una perspectiva liberal de la vida frente al mal conservadurismo, tanto de derechas como de izquierdas. Resulta estremecedor observar la rotundidad con la que algunos se expresan, la ausencia de duda en sus consideraciones, para los cuales, todo aquello que se aparta de lo que son sus principios es erróneo o herético, en definitiva, son los dueños de la única doctrina.

Muchos nos movemos dentro de un razonable escepticismo que nos hace huir de las verdades absolutas, y por ello nos acercamos a la religión a través de la fe y no de la razón. Mas este escepticismo, que en absoluto supone renuncia alguna del razonamiento y de las creencias, permite ser tolerante y conciliador con las ideas y convicciones de los demás, por más que sean diferentes a las propias. Cuando alguien realiza manifestaciones propias de seres superiores no terrenales que han podido alcanzar verdades absolutas e invulnerables, le convierte en un ser inmune a todo cuestionamiento o crítica.

La verdad es que a a veces resulta envidiable su tranquilidad intelectual y la seguridad que despliegan. Algunos confunden liberalismo con la ausencia de convicciones, nada más equivocado, lo que supone es su defensa con absoluto respeto a las de los demás y ello provoca que la duda nos acompañe siempre, aún en nuestras convicciones más firmes; desde la duda socrática del yo solo sé que no se nada dicho por el hombre mas sabio de Grecia, pasando por el pienso luego existo de Descartes, desembocamos en una realidad , el poder de las ideas para trasformar el mundo. Por ello, una dosis de mayor tolerancia nos hace mejores y más comprensivos a la vez que compasivos, nos hace huir de la soberbia, esa soberbia intelectual con la que algunos se conducen, y que a la postre les convierte en esclavos de esa soberbia. Menos mal que Twitter solo permite 280 caracteres.