Opinión

Libertad e igualdad

Tras la amenaza de unas nuevas elecciones generales pareciera que la posibilidad de alcanzar acuerdos se antoja mas próxima, si bien las dificultades son muchas. En cualquier caso, lo que parece descartarse en una gran coalición política de gobierno al estilo alemán que quizá tanta falta nos hace en España. Si analizamos los diferentes programas políticos con los que los partidos se presentaron a las elecciones, las diferencias entre los mismos no son tan sutiles como algunos quieren que creamos. Laten dos formas de entender la política y el orden social, pareciera que recreando el viejo dilema de la coexistencia de un binomio afirmado por los ilustrados y que, muchos se empeñan en generar problemas para su adecuada coexistencia, tal cual es el binomio libertad e igualdad.

Se nos presenta un verdadero debate ideológico desde hace más de dos siglos entre los conceptos de libertad e igualdad, y la determinación de cual es preeminente. Los ilustrados concibieron ambos principios como coexistentes, complementarios e indisolubles, y esto hoy en día parece estar en cuestión. La libertad y la igualdad correctamente entendidas no son conceptos opuestos ni contradictorios, al contrario, se complementan y se garantizan recíprocamente, pero para ello, hay que alcanzar posturas de equilibrio que permitan que un valor no se sacrifique en exceso en beneficio del otro.

Estamos ante la permanente tensión entre lo colectivo y lo individual, entre el individuo centrismo y el socio centrismo. Esto se ve de una forma clara en las diferentes políticas fiscales que defienden los partidos políticos, diferencias que también se observan entre los diferentes países de la Unión Europea, y que nos augura escenarios donde la armonización fiscal se hace ilusoria.

Los italianos para revitalizar su calcio han aprobado una norma muy parecida a nuestra antigua ley Beckham, la cual consiguió que nuestra liga fuera hasta ahora la más potente de Europa atrayendo a los mejores futbolistas del mundo; el tratamiento fiscal provoca una profunda desigualdad de inicio que más tarde se ve paliada por los beneficios que genera a muchas personas que viven directa o indirectamente del fútbol. El excesivo individualismo es tan negativo como el absoluto igualitarismo, y por ello, que las principales fuerzas políticas alcanzaran amplios consensos, ayudaría a generar un espacio de equilibrio entre igualdad y justicia que tanto necesitamos y tanto se posterga.