Opinión

Los datos de empleo apuntan hacia la desaceleración

Los datos de empleo del pasado mes de junio no son tan positivos como el Gobierno y sus medios afines nos han querido hacer creer. Es verdad que distan de ser catastróficos y que, en última instancia, reflejan que la economía española sigue creciendo a tasas superiores al 2% –algo que en medio de una desaceleración de la economía global constituye un motivo de satisfacción–. Pero, no obstante, también ponen de manifiesto que no nos expandimos tanto como solíamos y que, además, ya se están dejando sentir los primeros síntomas de flaqueza dentro de algunos sectores de nuestra estructura productiva –a este respecto, recordemos que esta semana, por ejemplo, conocimos que el PMI manufacturero se contrajo en España por primera vez en los últimos cinco años y medio–. ¿Cuál es la lectura correcta de los datos de empleo? Primero: el paro descendió en el mes de junio en 63.805 personas, lo que constituye la peor marca desde la intensa recesión de 2009 –e incluso ese año fuimos capaces de reducirlo en 55.250 trabajadores–. Es más, si eliminamos el efecto calendario –es decir, el componente puramente estacional de estas cifras–, resulta que el paro en realidad se incrementó durante el mes de junio: concretamente, lo hizo en 8.986 personas. Segundo: aunque es cierto que la Seguridad Social alcanzó su cifra más alta de afiliados de la historia –en particular, 19,51 millones de personas–, el ritmo de afiliación también empezó a declinar. Más en particular, en junio se sumaron 75.584 nuevos afiliados, lo que constituye, tanto en términos interanuales e intermensuales, la tasa de variación más lenta para un mes de junio desde el año 2014, esto es, desde el año que arrancó la recuperación –con bastante debilidad en un primer momento–. Así, mientras que el número de afiliados ha aumentado un 0,39% en términos intermensuales y un 3,61% en términos internauales, el año pasado lo hizo en un 0,48% y en un 3,96% respectivamente. Hay que retroceder, como señalábamos, hasta 2014 para encontrar unas tasas de variaciones más bajas (0,34% y 1,74%). Todavía peor: si desestacionalizamos la serie de afiliación a la Seguridad Social, en junio, sólo se incorporaron 32.000 nuevos trabajadores –frente a los 49.000 de 2018 o los 49.000 de 2017–. En definitiva, es muy probable que, como ya alertó el Banco de España hace una semana, estemos asistiendo a un frenazo de la creación de empleo más intenso que la propia ralentización económica. Habrá que esperar a que se efectúen los correspondientes análisis para poder dilucidar las causas de por qué el mercado laboral se está empezando a comportar relativamente peor que la actividad económica general, pero lo que es indudable es que medidas como la subida del salario mínimo en un 22% no habrán ayudado. Al igual, claro, que tampoco ayudarían decisiones más drásticas y pauperizadoras como derogar la reforma laboral de 2012 o subir masivamente los impuestos sobre las empresas –dos exigencias que Podemos está colocando encima de la mesa para pactar con el PSOE–. La coyuntura actual no es la más propicia para hacer experimentos... ni siquiera con gaseosa.