Opinión

Puro voluntarismo

Entender la necesidad de la función reguladora del derecho dentro de la sociedad, para mantener a punto las tensiones generadas en ella por los miembros que la conforman y reconocer que el derecho como herramienta unificadora aplicables a todos los contextos sociales, denota la importancia que la justicia acredita en nuestra historia, más aún dentro de nuestra tradición democrática. El papel del juez en una sociedad democrática es básico y esencial, y para ello debemos confiar la administración de justicia en personas que hayan acreditado conocimientos sobrados mediante un sistema que valore de forma adecuada el mérito y la capacidad, y sobre todo el esfuerzo en la preparación jurídica. Esto supone seguir apostando por un modelo de examen público y transparente para el acceso a la función judicial, y posteriormente un adecuado y eficaz periodo de formación profesional en la escuela judicial. Tenemos uno de los mejores sistemas de selección de Europa y no podemos perderlo. Algunos creen que los jueces deben ser trasformadores sociales, para lo cual sus convicciones políticas y personales pesan y mucho, y esto es peligroso, y solo se corrige apostando por jueces sometidos al imperio de la ley, independientes, pero también responsables. Esta responsabilidad tiene dos vertientes, un objetiva, el sistema debe asegurar un modelo de exigencia que detecte malas praxis y patologías, pero también subjetiva, los jueces deben ser responsables ante sí mismos. En España tenemos jueces muy preparados y sometidos a un adecuado sistema de exigencia de responsabilidad, pero por supuesto que existen patologías que hay que identificar y reprimir. Una de las más peligrosas es aquella que supone la producción de decisiones judiciales adoptadas bajo estrictos términos de legalidad formal, pero con un alto grado de voluntarismo, donde el derecho no importa, y muchos menos, la consecuencia que tiene anudadas a la situación concreta. En definitiva, lo que importa es el designio personal y caprichoso que se ve envuelto en una pésima apariencia de legalidad. Afortunadamente son escasas estas patologías y a la larga se detectan y se corrigen, devolviendo la confianza en el sistema por parte del ciudadano, y así lo debemos propagar, especialmente los que estamos dentro del sistema. Por eso no es bueno sembrar dudas sobre decisiones judiciales con meras insinuaciones, pero los voluntarismos también se deben perseguir.