Opinión

Se dispara la deuda de la Seguridad Social

La deuda de la Seguridad Social alcanzó los 47.000 millones de euros el pasado mes de mayo. En apenas año y medio se ha incrementado en más de un 70%, puesto que ha aumentado en unos 20.000 millones desde los 27.000 registrados a cierre de 2017. Que los pasivos de la Seguridad Social se estén disparando constituye un fenómeno novedoso para nuestra historia económica reciente. Hasta la fecha, y a pesar de la precaria situación del sistema de pensiones públicas, no habíamos escuchado que su deuda se estuviera disparando a un ritmo frenético.

¿Por qué ahora sí? ¿Qué ha cambiado? Pues, en esencia, que hasta el momento nuestros políticos venían fundiéndose el Fondo de Reserva de la Seguridad Social para cubrir las deficiencias del sistema. Gastaban el capital acumulado entre 2001 y 2010 al calor de los superávits del sistema de pensiones. Año tras año, fueron extrayendo recursos de este fondo para suplir el desequilibrio presupuestario de esta administración pública, pero, desde hace un par de años, los recursos de ese Fondo se han agotado. A cierre de 2018, sus activos netos apenas ascendían a 5.000 millones de euros frente a los 67.000 millones de euros que llegaron a representar en 2011. Dado que el déficit público de 2018 totalizó los 18.268 millones de euros y se espera que, como poco, durante el presente ejercicio sea de 16.000 millones, es obvio que el Fondo de Reserva no da más de sí para financiar los actuales desajustes del sistema de pensiones.

Y es por ello que el Gobierno ha optado por empezar a tirar de deuda. Si no te quedan activos que liquidar, la única forma de tapar tus agujeros financieros es incrementando tus pasivos. El problema, claro, es que el desequilibrio entre ingresos y gastos de la Seguridad Social no es transitorio, no va a desaparecer con la evolución natural de la economía. Al contrario, va camino de seguir ensanchándose durante los próximos años conforme el número de jubilados continúe creciendo y el de trabajadores mermando. Ahora bien, mientras sigamos liquidando el patrimonio de la Seguridad Social o aumentando sus deudas, los españoles no seremos conscientes de que existe un desfase que es preciso corregir. Nos mantendremos adormecidos en la complacencia, incluso reclamando prestaciones previsionales mayores.

A la postre, si todo discurre con normalidad, si las pensiones se siguen pagando mes a mes, ¿para qué cambiar nada? El progresivo incremento del endeudamiento de la Seguridad Social debería constituir el canario en la mina que nos advirtiera sobre la insostenibilidad del modelo actual de pensiones. O aumentamos los ingresos (lo requeriría de fuertes incrementos de los impuestos) o recortamos los gastos (es decir, permitimos que las reformas de la Seguridad Social de 2011 y 2013 desplieguen todos sus efectos).

A largo plazo, no existen más opciones. Seguir acumulando deuda después de haber liquidado todo el patrimonio con el que contaba el sistema no sólo no es financieramente irresponsable, sino inviable.