Opinión
Contra la mala fama del buitre
El buitre leonado ya es el aliado contra el cambio climático con peor reputación del mundo y España acapara el 90% de la población a nivel europeo
El buitre leonado es una rapaz inmensa, majestuosa e inconfundible. Cuenta con una envergadura de dos metros y medio y muy mala fama. Suele aparecer como el villano de cuentos, novelas y películas, en el cine o en la literatura. Así, el escritor de la frustración humana, Franz Kafka, comenzaba de esta forma uno sus relatos más escalofriantes: «Érase un buitre que me picoteaba los pies…». Ya desde el mito de Prometeo el necrófago alado era motivo de pavor, ejecutor y mensajero de la muerte. Y todo por alimentarse de carroña. Sin embargo, una gran parte de la población no es consciente de lo beneficioso que esto resulta para la biodiversidad y, de hecho, entre los ornitólogos se considera al buitre como el auténtico sanador de la naturaleza.
Situado en la cúspide de la cadena trófica, con su dieta elimina la amenaza de enfermedades surgidas durante la putrefacción de los cadáveres. Son, por tanto, esenciales para mantener la salud de nuestro entorno. Para Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife, «la labor del buitre es muy trascendente porque, además de ser la herramienta de limpieza de carroña, supone una fuente de financiación muy grande para nuestro país». Coincidiendo con la celebración del Día Internacional de los Buitres –que se celebra cada primer fin de semana del mes de septiembre–, la organización no lucrativa para la conservación de las aves ha publicado su monografía nº50, que incluye los datos que arrojó el último censo. Según este, España acapara el 90% de la población europea de buitre leonado y cerca del 10% de la población mundial. «Somos el gran centro de referencia en Europa», indica Ruiz. Por ello, ornitólogos y entusiastas de todo el globo acuden aquí para estudiarlos y contemplarlos.
Sin embargo, los buitres están
desapareciendo de forma alarmante en varias zonas del planeta. «Podemos sacar
pecho como país», anima la presidenta, «pero este porcentaje no solo es motivo
de orgullo, sino que también significa que tenemos una gran responsabilidad».
En los últimos 30 años, el número en África occidental ha descendido en un 95%
fuera de las áreas protegidas. «En el subcontinente indio, la reducción fue del
más del 99%», alerta Eduardo de Juana, Doctor en Ciencias Biológicas e impulsor
del primer censo nacional de buitre leonado para SEO/BirdLife. En la
actualidad, las poblaciones de India, Paquistán, Nepal o Irán se van
recuperando poco a poco, aunque lejos de los números del pasado. «De 15
especies de buitre –existen nuevas, pero se incluyen solo las del “Viejo
Mundo”–, 3 se encuentran en riesgo, otras 3 amenazadas y 8 lo están
críticamente». La única especie que se salva es el buitre leonado.
«En España, su recuperación ha sido verdaderamente un milagro», afirma el biólogo, por ello, «se han realizado reintroducciones con ejemplares españoles en países como Bulgaria, Francia o Italia». Aquí, la población de buitre leonado ha aumentado entre un 17,5% y un 26% en los últimos 10 años. Es más, desde que De Juana comenzara a realizar el primer seguimiento hace exactamente 40 años, la cifra de buitres se ha multiplicado por diez. Hoy por hoy, son 43 provincias las que acogen población reproductora (este año se ha sumado Baleares). De entre ellas, Navarra, Cádiz, Guadalajara, Burgos y Cáceres se sitúan a la cabeza y superan las 2.000 parejas. Segovia, Zaragoza, Huesca, Teruel, Salamanca, Lleida, La Rioja, Cuenca y Soria sobrepasan las 1.000. «El crecimiento no ha sido uniforme en la Península», señala el Doctor. Estas 14 provincias acumulan el 79% de la población reproductora. Además, «aunque se sigue obteniendo una tendencia positiva de la población en la última década, ese crecimiento es cada vez menos pronunciado», apunta Juan Carlos del Moral, responsable del área de Ciencia Ciudadana de SEO/BirdLife y uno de los coordinadores de la monografía que se presenta.
La principal causa de mortalidad de la especie actualmente son las colisiones con molinos de viento y con infraestructuras eléctricas, seguida de la desnutrición que sufren muchos ejemplares. Así, la ONG solicita a las comunidades autónomas que se ciñan a lo que dicta el Real Decreto de 2011, por el cual las consejerías de Medio Ambiente se comprometieron a habilitar zonas para que los ganaderos depositen sus reses muertas en el campo y las carroñeras puedan alimentarse. En concreto, denuncian que Madrid, Murcia, Alicante y Galicia todavía no cuentan con una normativa propia para regularizar el depósito de cadáveres de ganado doméstico, tal y como obliga la regulación europea. Los buitres son «grandes aliados para los ganaderos», añade la presidenta. «No solo limpian el campo, sino que también evitan la incineración de miles de toneladas de cadáveres y restos animales cada año, evitando que enfermen y facilitando a los ganaderos el ahorro de costes en su labor», añade la presidenta. Asimismo, el Estado ahorra también en gestión de residuos y evita la emisión de cientos de toneladas de CO2.
Sin embargo, no todos los ganaderos piensan en el buitre como un «aliado» contra el cambio climático, sino más bien como el «verdugo» de sus reses. Este verano sin ir más lejos, pululó por los grupos de Whatsapp un vídeo viral en el que un joven criador de Zaragoza denunciaba la muerte de 26 de sus ovejas y un cordero a causa de lo que él consideró que había sido el ataque de una bandada de buitres. «El posterior peritaje demostró que en realidad fueron perros asilvestrados los que acabaron con su ganado», esclarece el coordinador de la monografía. Es más, según Del Moral es «imposible que el buitre mate animales». Evolutivamente, «no está adaptado para ello», defiende, aunque abre la puerta a que pudieran producirse ataques «anecdóticos» si la res se encuentra en muy mal estado, medio muerta o en los casos en los que, tras un parto «difícil», las reses o crías se encuentran en un estado de debilidad «que prácticamente les impide moverse».
Otra causa nada desdeñable de mortalidad es la que suponen los cebos envenenados, las electrocuciones en tendidos eléctricos o la «grave amenaza» que presenta para la directora ejecutiva de SEO/BirdLife el diclofenaco. Se trata de un fármaco de uso veterinario «mortal para estas rapaces» y que «lamentablemente está autorizado en España con el consiguiente riesgo para los buitres que consuman carroñas de animales tratados con este potente químico». Desde la ONG exponen que existen alternativas al diclofenaco seguras para los buitres y de similar coste para el ganadero. Si bien es cierto que en nuestro país no se han encontrado cadáveres de buitres intoxicados con este medicamento, sí que han hallado trazas y alertan de que su uso fue el causante de la práctica extinción de la especie en Asia, donde se trataba con él a las vacas. Ruiz se muestra tajante cuando expresa que «debemos prohibir el diclofenaco». El hecho de que esté legalizado, expone, «constituye un claro ejemplo de que la defensa de nuestro patrimonio natural está de capa caída». «Es cierto que nunca fue una prioridad», continúa, «pero quizás esta preocupante desidia debería alarmarnos. Necesitamos biodiversidad para combatir los efectos del cambio climático. Ni un grado más, ni una especie menos».
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