Opinión

Patriotismo constitucional

Desde hace unos años en España se habla mucho de patriotismo constitucional, concepto que encuentra su origen dogmático en una propuesta del politólogo alemán Dolf Sternbergerm, que conceptualizó el filósofo Jürgen Habermas, cuya inicial intención era sustituir al término de patriotismo, tratando de democratizar la identidad alemana superando el nacionalismo totalitario y xenófobo del III Reich. No sin un necesario reduccionismo podemos concebir este concepto como aquel propio de una ciudadanía que superando una contexto histórico, origen étnico o lengua en común, se define como comunidad por la adhesión a unos valores comunes de carácter democrático que se encuentran plasmados en una Constitución. Algo similar podríamos predicar de la construcción europea cuya base se encuentra en compartir una misma concepción de los derechos de todos los europeos al margen de su nacionalidad. Este sentimiento patriótico necesitado del calificativo constitucional supera los contenidos particulares de una tradición cultural, y se imbrica en unos contenidos universales identificados por un ordenamiento jurídico definido en una Constitución, principalmente los derechos humanos y los principios del Estado social y democrático de derecho. Esto nos hace poner énfasis en lo que nos une y no en lo que nos separa, nos hace superar fronteras geográficas, históricas, culturales y lingüísticas, creando un sentimiento común que dentro de la diversidad nos mantiene iguales en derechos y obligaciones, sin privilegio alguno por el lugar de nacimiento o residencia. Este es el ideal de construcción Europa absolutamente incompatible con la desintegración de los estados que sustentan Europa. Ahora bien, no podemos soslayar que el patriotismo es un sentimiento moral, cuya relevancia jurídica solo se produce cuando el patriotismo constitucional se basa en el sometimiento de todos al ordenamiento jurídico que recoge los principios y valores que inspiran aquel sentimiento. Aunque los términos patriotismo y nacionalismo puedan parecer sinónimos, pues ambos se nutren de los mismos elementos (ideas, sentimientos, símbolos...), son dos posiciones que pueden llegar a representar posiciones muy distintas. El patriotismo suele aceptar lo plural y lo diverso como algo enriquecedor. El nacionalismo suele hacer precisamente lo contrario: dividir a la sociedad bajo prejuicios supremacistas, ofreciendo una visión de la comunidad en la que no todos encuentran cobijo, siendo excluidos, puesto que el nacionalismo es excluyente. El patriotismo constitucional no precisa de enemigos, nos une, y el nacionalismo busca enemigos y desune.