Opinión

El "polvorín catalán"

Fin de semana de alta tensión el que se espera en Cataluña. Para quienes creen apagados los rescoldos de los actos cuasiterroristas de la pasada semana, la Policía y los Mossos alertan: la situación vuelve a ser más que preocupante para estas próximas 48 horas. No son, desde luego, buenas noticias.

Coinciden en las calles de Barcelona dos manifestaciones de signo bien contrario: la que la ANC y Ómnium Cultural han convocado hoy para mantener vivas las llamas de la protesta contra la sentencia del Tribunal Supremo y reivindicar su «pacifismo» frente a los CDR, y la de mañana de Sociedad Civil Catalana en defensa de la Constitución y de la unidad de España.

Este jueves, treinta comisarios de los Mossos celebraron una cumbre para cerrar filas con sus agentes ante el linchamiento creciente que sufren por parte del presidente de la Generalitat y de TV3. Y han catalogado la marcha constitucionalista de SCC como de «alto riesgo». Basta ver los antecedentes de las últimas visitas de Pedro Sánchez y Albert Rivera a Cataluña para hacerse una día de lo que puede llegar.

Este domingo van a coincidir en muy pocos metros algunos de los «enemigos públicos» del procés: Josep Borrell, Manuel Valls, Pablo Casado y Albert Rivera. También los socialistas Miquel Iceta y José Luis Ábalos. Un «caramelo» demasiado goloso para los CDR o para los energúmenos escracheadores profesionales del independentismo, advierten los expertos policiales.

Los mandos de los Mossos y de la Policía Nacional se preparan sobre todo para lo que pueda ocurrir en la tarde-noche del sábado, cuando finalice la manifestación de las entidades soberanistas. En el centro de mando del Cecor (el órgano que lleva semanas coordinando el despliegue policial) hay al menos dos informes «calientes» que les provocan dolores de cabeza.

Uno indica que los CDR y Tsunami Democràtic no han cesado sus hostilidades, ni mucho menos, sino que han puesto a sus células en modo «durmiente». Y que ni en los aeropuertos ni en las fronteras se ha detectado la salida de los centenares de peligrosos antisistema de Francia, Alemania, Holanda, Italia o Grecia que participaron en la tremenda violencia y los brutales destrozos de hace solo unos días.

Otro informe, con especial protagonismo de los versados técnicos de la Guardia Civil, pone el acento sobre la seguridad de El Prat. El aeropuerto sigue siendo objetivo prioritario de los CDR, que continúan buscando una imagen de impacto internacional que vuelque la balanza propagandística a su favor. El aeródromo barcelonés va a ser reforzado en las próximas horas, así como los centros neurálgicos y las infraestructuras básicas.

Lamentablemente, los Mossos viven la preparación de ambas concentraciones, que se esperan multitudinarias y con los antisistema «durmientes» dispuestos a actuar con violencia de nuevo, en un clima de hastío, indignación y desmoralización. No solo por esa tensión patente ante los días de enorme crudeza que se les pueden venir encima, sino sobre todo por la «puñalada rastrera» que les ha propinado su máximo jefe político.

Quim Torra, como lleva haciendo desde hace dos años con la Policía Nacionaly la Guardia Civil, ha puesto ahora a sus agentes, a los Mossos, en el disparadero al cuestionarles ante los catalanes y ante los periodistas de medio mundo que cubren la crisis.

El polvorín, que parecía al menos más calmado, amenaza con volver a prenderse. Y, visto lo visto, lo único tranquilizador para esos mismos catalanes seguramente va a ser la gran profesionalidad, demostrada hace una semana, de los policías a los que la Generalitat de Cataluña está criminalizando de manera intolerable.