Opinión
"Socorrista" con pólvora del rey
Sin el menor disimulo, como un engranaje más de la maquinaria del Estado al servicio de un partido, José Félix Tezanos ha reaparecido para auxiliar a Pedro Sánchez. Eso sí, con el dinero de todos los españoles. Entre la burda campaña propagandística de la exhumación de Franco y un debate que este lunes próximo se antoja decisivo, el presidente del CIS ha regresado cuando más lo necesitaba su jefe socialista.
Nadie duda, ni siquiera los compañeros de ciencia demoscópica del propio Tezanos, de que los barómetros oficiales en estos últimos tiempos nacen muertos. Son, por tendenciosos y oportunistas, papel mojado. Por más que este último encaje como un guante en las tres prioridades de Sánchez: levantar los alicaídos ánimos de las tropas socialistas en vísperas de una campaña exprés de siete días, desmovilizar al electorado de centro derecha y pescar en el caladero de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón llamando al voto útil a la izquierda.
En definitiva, esta macroencuesta es pura «propaganda» al servicio de una marca que aparece estancada en el resto de los sondeos. Eso sí, ve la luz ya obsoleta: se han gastado decenas miles de euros en 18.000 entrevistas con cientos de técnicos del CIS movilizados para un trabajo de campo que no detecta el impacto en los españoles de los tres grandes hitos de las últimas semanas. Ni la sentencia del Tribunal Supremo sobre el procés, ni el incendio de las calles de Cataluña ni el esperpento del Valle de los Caídos han sido tenidos en cuenta en este enésimo «trabajo» de Tezanos.
Suele decir un veterano ex ministro que el CIS ha sido tradicionalmente «un señuelo para consumo de políticos y periodistas que caduca en pocas horas». Desde luego, parir este «ratón» para dibujar una horquilla tan enorme y poco rigurosa de 133-150 escaños para el vencedor parece una burla a los españoles. Roza el escándalo. Son nada más y nada menos 17 escaños los que separan una bofetada a Sánchez y una condena a un nuevo bloqueo, de un paseo triunfal del líder socialista que le abriría las puertas de la investidura de par en par. Demasiada brecha cavada sin pudor.
Quienes conocen los entresijos del CIS y la mayoría de los más prestigiosos sociólogos coinciden en ensalzar la preparación y el prestigio de sus técnicos y encuestadores, tanto funcionarios como personal contratado. Llevan décadas trabajando sin tacha. Así que este nuevo bochorno, esta nueva utilización de los medios de todos al servicio del PSOE –como el Falcon, el BOE o la RTVE de Rosa María Mateo– es solamente atribuible a José Félix Tezanos. Un socialista de 73 años y con carné, no se olvide. Porque si algo ha demostrado Tezanos desde su inédito salto de la Ejecutiva de Ferraz a la sede del CIS es que juega sin escrúpulos el papel encomendado por su jefe de siglas. Podía haber optado por un perfil bajo, dado lo peculiar del nombramiento de un activista de partido para un instituto público que debe gozar de la máxima objetividad. Pero nada de eso: ha puesto patas arriba el Centro. Primero, y contra el criterio de muchos expertos, convirtió en mensuales los barómetros de voto históricamente trimestrales. Luego eliminó la cocina –que es en realidad una combinación de factores de recuerdo de voto y simpatía–, para volver a imponerla cuando más lo necesitó su señor. Y como ha venido haciendo desde su llegada al cargo, ahora vuelve a jugar el papel de socorrista cuando una marea pesimista inunda La Moncloa.
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