Opinión
Gnoseología
La Gnoseología es una parte de la Filosofía que es más bien lo que algunos intelectuales, con mayor precisión, denominan teoría del conocimiento. Creada por Alexander Gottlieb Baumgarten, filósofo alemán del siglo XVIII, esta denominación más tarde cayó en desuso. Otros utilizaron Epistemología (Ferrier) y los escolásticos, Criteriología. Michel Foucault ha llamado «campo epistemológico» a la estructura subyacente, inconsciente, que origina límites en el campo del conocimiento donde los «modos» establecen límites. La «episteme» no es creación humana, sino más bien un sitio en el cual el hombre queda integrado e instalado y actuando con las estructuras propias. No es la historia, sino la adaptación del hombre al lugar donde se instala; la primera designación en la historia primitiva fue, por consiguiente «gnosis»; posteriormente, «teoría del conocimiento», «epistemología» o «gnoseología». Una serie de nuevos «modos» y «sentido» dados a «conocer» y «saber». De manera que preguntas como ¿qué es el conocimiento? o ¿cuáles son sus fundamentos han dado origen a disciplinas filosóficas que han recibido denominaciones como «teoría del conocimiento», «gnoseología», «epistemología».
Las relaciones entre la Antropología del Conocimiento y la Gnoseología deben valorar y tener en cuenta cinco cuestiones: a) las relaciones entre la realidad creada por la persona y los objetos de conocimiento; la diacronía de las relaciones «persona» y «objetos»; b) la subjetividad, la intimidad de la persona y la conciencia, que incidan en la comprensión; c) los tipos de conocimiento y cualificación del conocimiento: verdad y lógica de la verdad; d) determinación de la persona en cuanto unidad constitutiva con dos condiciones: proceso educativo y metodología pedagógica; e) el contenido de la existencia humana: tiempo histórico y hombre como ser histórico, es decir, praxis entendida como existencia humana en el tiempo histórico.
De aquí se deducen los saberes que pasan de lo subyacente a los saberes: Epistemología y Lógica. El saber y los saberes, es decir, especificidad del saber que ya crea un sistema que da sentido a la especificidad del saber: metodología del conocimiento, espíritu de los sistemas, fuentes y hermenéutica; conocimiento científico y niveles lógicos hasta alcanzar la razón y la lógica del momento histórico al que se hace referencia.
Nicolai Hartmann (1882-1950), historiador formado en la escuela de Marburgo, con Cohen y Natorp, autor de «La lógica platónica del ser» (1909), aunque luego abandonó el neocriticismo para adoptar el método fenomenológico husserliano. Ha desarrollado no sólo una teoría del conocimiento y cinco volúmenes de «Ontología», sino también una Ética, una Estética, una Filosofía de la Naturaleza, una Filosofía del Espíritu y una Doctrina de las Categorías. En esta última se cuentan la mayoría de sus investigaciones, que en su pensamiento se presentan en el siguiente orden: Ontología –filosofía de la naturaleza– filosofía del espíritu –estética– teoría del conocimiento –lógica– filosofía del ser espiritual, que incluye una filosofía de los valores. Las notas fundamentales del ser espiritual son objetividad y trascendencia. En su pensamiento permanecerá siempre el realismo crítico: el acto de conocer es una «relación trascendente», que nunca puede reducirse a las llamadas estructuras trascendentales de la conciencia: ni el sujeto determina al objeto, ni éste se impone sobre el sujeto, completamente pasivo. Por eso, es necesario asumir, en primer lugar, una actitud puramente descriptiva, como manda la fenomenología, que a pesar de ello no desemboca en una ontología crítica. Lo importante en Hartmann es el análisis de las categorías que son tres, categoriales, cosmológicas y organológicas, que se exponen en el análisis del sistema espacio-tiempo en sus dos obras: «El problema del ser espiritual» (Das Problem der geistigen Seins) y «La fábrica del mundo real» (Der Anfbaum der Realen Welt).
El realismo crítico en la línea intelectual concluye que el acto de conocer es una «relación trascendente» que es imposible reducir a las estructuras trascendentales de la conciencia. Con la «Ontología» y escritos posteriores, Hartmann se aplica a un pensamiento sobre el ser trascendental en la esfera de los valores, en los cuales se remite a Scheler, aunque acentuando el carácter supraindividual de la ética, en el sentido del espíritu objetivo de Hegel.
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