Opinión
“La catástrofe del paro”
Los ERTE distorsionan la realidad de la situación del mercado laboral ofreciendo una transitoria ilusión que esconde que caminamos con paso firme a las cifras de paro de la anterior crisis
Los datos del paro son demoledores. El desastre económico provocado por el covid-19 emerge con gran intensidad y hace necesario establecer un plan de reconstrucción que no puede sustentarse en las ocurrencias, el voluntarismo y la inexperiencia gubernamental. Por supuesto, es necesario aparcar la soberbia con nuestros socios de la UE si queremos los recursos para hacer frente a la debacle. Hay que tener en cuenta la decisión del Tribunal Constitucional alemán, que nos retrotrae a lo que sucedió en la anterior crisis, al considerar parcialmente inconstitucional el programa de compra de bonos por el BCE a la vez que le ha dado tres meses para que aclare si es proporcionado. Es un toque de atención muy importante a la alegría con que algunos políticos contemplan la negociación, siempre dura y complicada, en la UE. Todos los indicadores son desastrosos y aunque es cierto que es una crisis inesperada, una cosa que repiten algunos economistas, me gustaría que me explicaran cuando no lo es, así como que es por algo ajeno a la economía. No es la primera vez, y me temo que no será la última, que una epidemia tiene consecuencias económicas devastadoras. Es algo que nos muestra la historia.
Los ERTE distorsionan la realidad de la situación del mercado laboral ofreciendo una transitoria ilusión que esconde que caminamos con paso firme a las cifras de paro de la anterior crisis, aunque si siguen cometiendo errores podemos superarlas. La intervención del mercado laboral permite este efecto fantasioso, porque es verdad que las empresas han reducido temporalmente su masa salarial sin despidos mientras el sistema público asume una parte importante de los costes. Es una vez más un escenario diabólico donde se incrementa extraordinariamente el gasto público mientras disminuyen los ingresos tributarios obligándonos acudir a un fuerte endeudamiento.
Nuestra particularidad es que la mayor parte de los tenedores de esa deuda son inversores extranjeros, a diferencia de otros países que está en manos del ahorro nacional, y el BCE. El sorprendente carácter transversal de esta crisis, provocando pérdidas en casi todo el sector empresarial que se ve abocado a un fuerte endeudamiento, es otro aspecto muy inquietante. Por ello, es necesario alcanzar un acuerdo con la UE, con las consiguientes condicionalidades que nos impongan, e inundar de dinero la economía para salir de la crisis reactivando el consumo, recuperando la inversión y favoreciendo la exportación.
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