Coronavirus

Los datos están ahí

Un gobierno ha de mostrar el suficiente grado de sofisticación intelectual para encajar confiados, cabalmente y sin temor los hechos cotidianos

Yo he sido gran defensora de la mentira, pero no me malinterpreten, por favor. Me refiero a decir cosas bonitas a una suegra y alabar la belleza de todos los bebés y mascotas de la familia, sin excepción... No me negarán que cierta dosis de ficción favorece la salud y la paz en las comunidades, grandes o pequeñas. Y todo esto con independencia de la realidad, porque fuera de nuestra inevitable subjetividad, los datos están ahí.

(Recuerdo una cuñada muy torpe que cada vez que venía a casa insitía en que no le gustaba nada el estilo de nuestro salón.)

Frente a la mentira, que a veces es respeto, tolerancia, amor y pocos reconocen, la sinceridad está sobre dimensionada. La franqueza, al igual que la estafa, debería ser objeto de regulación legal o médica ya que es necesario administrarla con sensatez, bondad e inteligencia, atributos que desgraciadamente no están al alcance de todos. De ahí los muchos sincericidios que se suceden a diario en el mundo destruyendo relaciones que podrían haber perdurado en caso de no conocer todos los datos.

No obstante, digo yo que un gobierno ha de mostrar el suficiente grado de sofisticación intelectual para encajar confiados, cabalmente y sin temor los hechos cotidianos (y los datos que estos arrojan) sin necesidad de ser creativos, llamémoslo así.

Pero repasemos los últimos acontecimientos porque como dice Pedro Sanchez, los datos están ahí, y son muy elocuentes:

Hace unos días la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), cuya fuente sería el propio gobierno, sitúa a España entre los diez primeros países del mundo que más pruebas del coronavirus realizan. La prensa se hace eco de inmediato, sin embargo, hay un grave error: para llegar a ese puesto se han sumado los test de PCR y los de anticuerpos, a diferencia de los demás países del ranking. Además, España realiza varios test a cada persona (3 o 4) cuando otros países solo ofrecen el dato por persona testada.

Las RRSS levantan la errata metodológica, la OCDE rectifica unas horas después y lamenta: "la confusión creada en una cuestión sensible por un debate sobre metodologías" y publica una nueva tabla comparativa con los datos actualizados tomados de la plataforma Our World in Data (OWID), de la Universidad de Oxford. El nuevo ranking relega a España al número 18, muy por debajo de la media europea.

El 28 de abril Laura Perez Maestro, periodista del CNN pregunta a Sanchez en su habitual rueda de prensa televisada, por los test realizados.

El presidente podía haberse disculpado, y comentar que hubo una discrepancia en el método de la contabilización que ya se había corregido, pero no lo hizo. Se reafirmó en los datos incorrectos de la OCDE (que continúan publicados y no rectificados en la página web de la Moncloa) y prescindió de la existencia del ranking actualizado.

¿Podría considerarse bulo? Moncloa, abanderada de la lucha contra los bulos, debería poner un cuidado exquisito en sus publicaciones porque los datos, están ahí.

Además, para apuntalar sus argumentos, añadió que, según la Universidad Johns Hopkins, España no era el octavo sino el quinto país que más test ofrecía.

El 9 de mayo, Laura Perez Maestro pregunta de nuevo a Sanchez en su rueda de prensa por los test, quería saber más sobre ese informe: “¿Podría enviarnos el informe sobre los test realizados por países de la Universidad Johns Hopkins que citó la semana pasada?”.

El presidente pronuncia cuatro palabras que no responden a la pregunta de la periodista: “Los datos están ahí” pero que le agradecemos porque son de una elocuencia maravillosa, cósmica.

Por suerte o por desagracia (encuentro este debate de categoría metafísica) los datos están ahí: España es el país con más contagiados, España es el segundo país con más fallecidos y España es el país con más sanitarios infectados.

A partir de ahí, se ha comprobado que la universidad Johns Hopkins no hace rankings de test a nivel internacional, solo para Estados Unidos y la noticia de Pedro Sanchez incapaz de contestar a las preguntas de los periodistas ni de acreditar los datos de Moncloa ha dado el salto a la prensa internacional.

Por suerte para los españoles, los datos están ahí:

El gobierno conocía el 2 de marzo (6 días antes de la mujer Trabajadora) la gravedad de la pandemia. La agencia europea de control y prevención de enfermedades pidió que se evitaran concentraciones, pero no solo se ocultó el enorme riesgo de contagio, sino que se animó a la gente a ir: Carmen calvo dijo textualmente que a las mujeres “nos iba la vida en ello” sin tener en cuenta la terrible facilidad de propagación del virus.

Ya saben lo que pasó, más de 100.000 personas contribuyeron a propagar la epidemia de forma masiva. Madrid cuadruplicó el número de hospitalizados cinco días después de la manifestación del 8-M a la que todos los miembros del gobierno (en honor a los datos, eran miembras) fueron con guantes de látex y aun así se contagiaron. Los datos están ahí.