Opinión
No cabe mayor irresponsabilidad
El Gobierno de la Nación ha pactado con la formación ERC un acuerdo hecho público ayer, parece que bajo el título «Acuerdo Gobierno de España-ERC para la votación parlamentaria de la prórroga del estado de alarma», esto es, se formaliza un acuerdo no entre el PSOE y ERC, sino entre el propio Gobierno, que no duda en sacrificar los intereses generales de los españoles y ponerlos a disposición del partido independentista. El Presidente Page dijo ayer que «es paradójico negociar el estado de alarma con los que ponen el Estado en alarma», y muy benévolo me parece el calificativo de paradójico, a mí se me ocurren otros, como irresponsable y muy grave. Si leemos el acuerdo, se pacta el contenido del estado de alarma que se va prorrogar, la definición de las autoridades delegadas para su ejecución donde se introducen a los presidentes de las Comunidades Autónomas, se compromete la gestión de las ayudas europeas, y se proponen reformas normativas que hace ya casi un mes propuso Pablo Casado en el Congreso; en definitiva, todo un pacto de Estado sin contar más que con aquellos que no creen en el estado español y cuyo último fin es implosionarlo. En el fondo, lo que subyace es un intento desesperado por mantener quince días más un estado de alarma que no soporta un mero análisis de necesidad y proporcionalidad. Y ello tan solo para mantener el poder y restar cualquier atisbo de legitimidad a la oposición del Partido Popular. Se crea una comisión de reconstrucción en el Congreso y lo primero que hace el Gobierno es pactar con Bildu el marco nacional de las relaciones laborales, y a renglón seguido se pacta la desescalada del estado de alarma con ERC. ¿Qué sentido tiene esta comisión? No cabe mayor desprecio al conjunto de españoles.
Estamos ante el primer presidente de Gobierno de nuestra democracia que se jacta de no ser el presidente de todos los españoles, desprecia e insulta a millones de compatriotas, busca la división, resucita el frentismo y persigue el desencuentro para generar tensión en la sociedad, y ello en un momento en el que lo que hay que buscar es la concordia y la solidaridad. En unos de los peores tiempos de nuestra historia democrática, no cabe mayor irresponsabilidad.
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