Opinión
Hacia un giro al centro
Las circunstancias mandan. La situación aprieta. España depende de la ayuda europea y de la confianza de los inversores para superar la dura crisis económica y social que se avecina. Con el actual Gobierno de socialistas y comunistas, que otros llaman populistas de izquierda, que tanto le gustan a propagandistas como Almudena Grandes –por poner un ejemplo clamoroso de desvarío– y el respaldo aleatorio de los separatistas catalanes y vascos, no hay manera de ofrecer unos presupuestos presentables y estimulantes, ni hay «co-gobernanza» que valga. La colaboración de Ciudadanos es un alivio y sirve al menos para espantar a los socios más peligrosos, como ERC, que siguen ronroneando alrededor de la Moncloa como los moscardones a la carne. Lo de Arrimadas es una colaboración necesaria, pero no suficiente –en Cs son pocos y mal avenidos–, pero su presencia, muy bien acogida, señala la tendencia de la política nacional en busca del centro perdido.
Es lo que está explorándose en estos momentos, me parece. Socialistas y populares hacen por fin esfuerzos para reconocerse mutuamente, unos como Gobierno y otros como Oposición. Por ahí se empieza. Este explícito reconocimiento se echaba de menos. El desprecio del presidente Sánchez a Pablo Casado durante toda la crisis sanitaria ha sido escandaloso. Eso ha contribuido a crispar más la situación, hasta perder las formas unos y otros, y a atizar el fuego de la desconfianza mutua. El dirigente socialista ha mirado hasta ahora con profundo desdén a la derecha y ha mostrado abiertamente su inclinación entusiasta hacia la reata de partidos anticonstitucionales que votaron su investidura.
Populares y socialistas apuntan en sus últimos gestos públicos a un posible cambio de estrategia y de rumbo político. El respaldo del PP al decreto de «nueva normalidad» y a la candidatura de Calviño, el clima constructivo en la comisión de la reconstrucción, la negativa socialista al acoso a la Monarquía en el Parlamento, la congelación del impuesto a los ricos que exigía Podemos y el estallido de los problemas judiciales de Pablo Iglesias son datos relevantes a tener en cuenta. No sabemos qué alcance le da Pedro Sánchez a ese neologismo de la «co-gobernanza». Responsables de su partido piden «luces largas y compromisos amplios». O sea, acuerdos de futuro. Lo mismo defienden las mejores cabezas de la derecha. Hay que esperar a que pasen las elecciones gallegas y vascas. Los Gobiernos europeos y los inversores verían bien un cambio de Gobierno en España, rompiendo los oscuros compromisos con separatistas y populistas y asegurando un giro al centro con unos presupuestos acordes con la situación.
✕
Accede a tu cuenta para comentar