Opinión

Con Europa hemos topado

Con Europa hemos topado, amigo Pablo. Más o menos esta es la confesión de un Pedro Sánchez cariacontecido, a su vuelta de Bruselas, a su socio de Gobierno. No hay más remedio que meter en el cajón la prometida contrarreforma laboral y, por supuesto, aquel papel firmado por Lastra y Echenique con Bildu. También hay que recular en lo de las pensiones, los impuestos y otros sueños progresistas de verano. El dinero que llegue para capear la crisis económica del coronavirus –una pesadilla que no cesa– no será gratis, será menos de lo que se esperaba y vendrá con condiciones estrictas. Nada de despilfarro. El holandés y los ricos del Norte exigen austeridad a los alegres países del Sur. Quieren vigilarnos de cerca. Son lentejas –vienen a decir–, si quieres las tomas y si no, las dejas. A ver cómo salimos de ésta sin humillarnos del todo y sin rompernos la crisma. El peso de España en Europa ha decaído a ojos vista. Observando las imágenes del presidente del Gobierno español en esta cumbre europea, uno tiene la impresión de estar ante un hombre acobardado, desconcertado y suplicante. Prácticamente han hecho en Bruselas una enmienda a la totalidad de la política de Sánchez.

No favorece el papel de España en Europa la composición del actual Gobierno, con los comunistas dentro promoviendo la destrucción del actual sistema constitucional, encabezado por la Monarquía parlamentaria, y atacando la democracia liberal que rige en los países democráticos. En contra de lo que se propaga, no es verdad que su composición obedezca a la voluntad popular. Sus componentes están en minoría, y menguando según las encuestas. Había otras fórmulas. Y sigue habiéndolas. Por ejemplo, como aventuró hace poco Núñez Feijóo y algunos venimos defendiendo hace tiempo, un Gobierno «a la alemana». Otro gallo nos cantaría ahora en Bruselas. Es una lástima que tengamos el peor Gobierno en el peor momento. Mala suerte para España. Las desgracias nunca vienen solas.

Habrá que ver qué efecto tienen sobre la continuidad de la actual coalición de Gobierno las restrictivas exigencias europeas y su necesario reflejo en los presupuestos del Estado. La tentación de resistir, quedar agazapados, promover algunos escándalos «progresistas» para distraer la atención y esperar a recibir el dinero y a que escampe, es una salida bastante verosímil conociendo a los personajes. La argamasa del poder une hasta la vajilla rota de la fiesta. La otra es la ruptura de la coalición tras el fracaso presupuestario, y la consiguiente convocatoria de elecciones. Europa, en ese caso, habría hecho un memorable milagro en España.