Opinión

¿Otro impuesto contra Amazon?

Es sabido que nuestras administraciones están sedientas de ingresos adicionales y que, por ello, tratan de rapiñar el dinero allí donde lo encuentran. Las grandes tecnológicas estadounidenses, en tanto en cuanto han contribuido a mejorar muy significativamente nuestra calidad de vida, obtienen a día de hoy milmillonarios beneficios que a nuestros políticos les encantaría parasitar. De ahí que busquen todo tipo de excusas para lanzarse a apropiarse de semejantes ganancias.La llamada Tasa Google ha sido uno de los primeros intentos por meter el cazo en su cuenta de resultados, pero otras administraciones están buscando otras fórmulas imaginativas para extraer sus recursos. Ese ha sido el caso del Ayuntamiento de Barcelona, gobernado por Ada Colau. El consistorio ha propuesto establecer una Tasa Amazon sobre los gigantes del comercio electrónico que están arruinando al pequeño comercio y que, además, no pagan impuestos en la ciudad pese a que amasan sus beneficios allí. Los argumentos empleados son, sin embargo, deficientes.Primero, si Amazon u otras compañías de «ecommerce» no pagan impuestos en Barcelona, a diferencia de lo que sucede con el comercio tradicional al que Amazon supuestamente está desplazando (en realidad, muchas tiendas son capaces de sobrevivir al comercializar sus productos a través de Amazon) es porque Amazon y esas otras compañías no tienen sus centros logísticos instalados en Barcelona. De tenerlos, pagarían los mismos impuestos municipales que abonan las tienda tradicionales. Segundo, justamente por lo anterior, no tiene ningún sentido acusarlos de ocupar espacios públicos sin pagar impuestos. Precisamente, si ocuparan espacios públicos que a día de hoy se hallan gravados fiscalmente… pagarían impuestos.Acaso los miembros del consistorio traten de reconducir su argumento en la dirección de que los repartidores de Amazon utilizan las calzadas y las aceras, por lo que deberían ser gravados. A este respecto, es posible que existan buenos argumentos para establecer un «peaje de congestión» que establezca un coste disuasorio contra la circulación por una ciudad (con las externalidades negativas que ello genera en forma de contaminación y atascos), pero en todo caso debería tratarse de una tasa general sobre todos los vehículos que circulan por la ciudad y no de un tributo específico contra Amazon.Si de verdad lo que se quiere es desincentivar los desplazamientos innecesarios, que se fije un coste por kilómetro recorrido y que los ciudadanos y las empresas calculen si les compensa abonarlo. Pero instituir un tributo contra Amazon con ese argumento sólo pone de manifiesto que el equipo de Colau está obsesionada con rapiñar, aun con los razonamientos más insulsos, parte de la riqueza que genera Amazon.