Opinión
Otra vez contra la reforma laboral
El Gobierno de PSOE-Podemos ha arrancado el nuevo curso político con voluntad de derogar parcialmente la reforma laboral de 2012. Aunque ya ha habido otros globos sonda similares en el pasado, ahora vuelven a la carga: no se sabe si para continuar mareando la perdiz entre sus electores o porque de verdad tienen la firme voluntad de hacerlo. Sea como fuere
–aunque confiemos en que se trate más de lo primero que de lo segundo–, el caso es que han anunciado otra vez que pretenden acabar con la prevalencia del convenio de empresa sobre el sectorial y restablecer la ultraactividad de los convenios. ¿Por qué se trata de un doble error? Por un lado, siempre que, por costes de transacción, sea posible pactar un convenio de empresa, este debería prevalecer sobre cualquier tipo de convenio sectorial –tal como sucede actualmente merced a la reforma de 2012–. La razón es que los representantes de los trabajadores de la empresa conocen mejor cuál es la situación financiera de esa compañía que los sindicatos que negocien unas mismas condiciones laborales básicas para todas las heterogéneas empresas dentro de un mismo sector. Por ejemplo, ¿tiene sentido que se pacte una misma subida salarial para todos los hoteles de Madrid cuando cada hotel puede enfrentarse a una coyuntura económica dispar? Desde luego que no. De ahí que si existe convenio pactado en las tripas de una empresa, este debiera tener preferencia sobre convenios generales que no discriminan en los detalles. Por desgracia, PSOE y Podemos dicen querer imponer nuevamente la prevalencia del convenio sectorial sobre el de empresa para, de ese modo, otorgar más poder a las centrales sindicales. Por otro, los convenios colectivos nunca deberían extenderse más allá del horizonte temporal para el que fueron concebidos, esto es, no debería existir ultraactividad de los convenios –tal como se encargó de eliminar la reforma de 2012–. Si empresarios y trabajadores acuerdan una subida salarial del 3% al año durante cuatro ejercicios porque ambas partes creen que, a lo largo de este periodo, semejante revalorización salarial será financieramente sostenible, entonces esa cláusula no debería prolongarse más allá de cuatro años, porque tras ese período es muy probable que las condiciones de la empresa hayan cambiado y que, por tanto, haya que convenir nuevas condiciones laborales. La ultraactividad, sin embargo, permite extender sine die las cláusulas de un convenio pactadas en la actualidad, lo cual abre la puerta a un fuerte deterioro de la viabilidad empresarial futura. En definitiva, la contrarreforma que pretenden impulsar PSOE y Podemos sólo restará flexibilidad a nuestro mercado laboral y nos condenará, por tanto, a que las crisis económicas que suframos se vean innecesariamente amplificadas.
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