Opinión
El giro «social» de Vox
En general, los partidos políticos son cada vez más pescadores de votos en todos los caladeros posibles antes que defensores firmes de un conjunto de principios ideológicos sólidos. Buscan el poder por el poder y las ideologías firmes y coherentes suelen ser obstáculos para alcanzar semejante fin. Todo partido, en un momento u otro, se decide a «ensanchar» su base de votantes, lo que en el fondo significa renunciar a los principios ideológicos bajo los que ese partido se conformó para así atraer a otros electores no alineados. El caso de Vox no ha sido muy distinto: ya en un comienzo, la formación aunó a una amalgama de posicionamientos cuyo único punto en común era su anti-izquierdismo; a saber, liberales, conservadores, democristianos, nacionalistas e incluso falangistas. Tan poco definidos estaban que los de Abascal optaron por denominarse como «soberanistas»: un término lo suficientemente ambiguo como para que cupiera, en efecto, todo cuanto se opusiera a la izquierda. Y no es que mostrarse contrario a la izquierda sea algo necesariamente negativo (yo mismo, como liberal, soy contrario a la mayoría de planteamientos de la izquierda), pero no todas las razones por las que uno puede oponerse a la izquierda son correctas: y en Vox cada vez abundan más las incorrectas. A la postre, la incompatibilidad de raíz de las familias ideológicas que componen Vox ha llevado a que los sectores más populistas de la formación les hayan ganado la partida a los sectores ideológicos más impopulares pero más acertados. Se trata de articular un «giro social» que, al estilo del Frente Nacional francés, seduzca a los obreros socialistas y contrarios a la inmigración. De ahí, por ejemplo, que el nuevo sindicato de Vox, Solidaridad, esté reclamando en estos momentos un aumento del salario mínimo interprofesional: algo que ni siquiera algunos sectores del PSOE se atreven a reivindicar en la actual coyuntura de crisis. En su momento, y hay que reconocerlo, Vox presentó uno de los programas electorales más liberales desde el punto de vista económico: por desgracia, ya queda poco de aquel Vox que apostaba por el mercado como mecanismo principal de generación y de distribución de la riqueza.
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